El bolero latinoamericano se inicia en los años 80 del siglo XIX y la aparición
de nuevos boleros perdura hasta nuestros días. Su período de oro transcurre en las décadas de los años 40, 50 y 60 del siglo XX. Es a partir de la década del 70 que la producción del bolero le cede su lugar a la balada, siempre guardando el aire romántico del primero.
Los países en los cuales tuvo mayor presencia, por tener el mayor número de compositores y de intérpretes, al mismo tiempo, fueron Cuba, México, Puerto Rico y República Dominicana. Y es de esos países de los cuales se exponen las minibiografías de sus creadores, en particular de los autores de la música, 310 en total. La gran mayoría de quienes lo crearon fueron autores de la música y la letra.
Por supuesto que alguien puede vivir en 445 m2, y seguro que conoces a mucha gente así. Personas que se desplazan por una celda sin estar presas; que se levantan cada día sabiendo que todo va a ser igual que ayer, igual que mañana; personas que a pesar de estar vivas se sienten muertas.Esta es la historia de un hombre que fue capaz de hacer realidad lo que por las noches imaginaba bajo las sábanas: empezar todo de nuevo. Lo hizo, pero pagó un precio demasiado alto. No obstante, si de verdad quieres saber cuál es el argumento de esta novela, mira tu muñeca izquierda: ahí está todo.
El broker que no vendió su Ferrari es un apasionante viaje por el inconsciente: ese lugar que contiene océanos de información que vamos grabando desde que nacemos y desde donde emergen programas que sutilmente gobiernan nuestras vidas. A través de la propia historia de transformación del autor (un reputado broker de bolsa) y otros muchos casos reales, con El broker que no vendió su Ferrari aprenderás de forma sencilla las principales herramientas prácticas para actualizar el inconsciente, todas inspiradas en las técnicas de los grandes maestros, desde Sigmund Freud o Carl Jung hasta otros autores contemporáneos.
Sin necesidad de irnos a vivir a un monasterio en la India ni vender nuestros «ferraris» (o lo que sea que apreciamos de nuestras vidas), podemos deshacer los enredos internos que arrastramos sin darnos
cuenta y aprovechar a nuestro favor el inmenso potencial que reside en nuestro inconsciente.
Magnéticos e irresistibles. En cada uno de los cuentos de El buen mal, Samanta Schweblin nos abduce a otra dimensión donde quedamos en contacto íntimo con sus personajes. Encandilados por el fulgor de la inminente tragedia, vulnerables y profundamente humanos, advierten cuánto podría transformarlos la irrupción de lo inesperado. A algunos los dejará de pie frente al dolor, a otros dialogando con la culpa y a todos atravesados por la incertidumbre. ¿Importa saber qué es verdad? Se trata, de principio a fin, de ser partícipes de un fenomenal artificio literario. Con inédita perspicacia, Schweblin intuye el punto de quiebre de una voluntad, la intensidad premonitoria de un temblor y la lejanía que impone la ternura. Conoce la mejor de las infinitas posibilidades de una historia y el modo de encajar las piezas de una trama para dar con un gran relato que se hunda y proyecte, oscurezca e ilumine el día a día de la época y el alma de quienes la habitan. En su literatura, premiada internacionalmente, los filos entre realidad y ensueño deslumbran como los de un cuchillo.
Un siglo antes de Juego de tronos, dos héroes insólitos recorrieron Poniente...
El joven Ser Duncan el Alto, un ingenuo pero valiente caballero errante, sobresale por encima de sus rivales en estatura, aunque no en experiencia. Le acompaña su diminuto escudero, un muchacho llamado Egg, quien debe mantener en secreto su verdadera identidad ante todos aquellos que se crucen en su camino.
Puede que nadie hubiera esperado ver a estos inesperados compañeros convertidos en héroes, pero el destino tiene reservado para ellos un camino plagado de poderosos enemigos, intrigas palaciegas y hazañas de leyenda.
El caballero del Jubón amarillo se desarrolla en el mundo de los corrales de comedias del Madrid del siglo XVII. En esta ocasión Diego Alatriste volverá a cruzarse con viejos amigos y viejos enemigos, y con los personajes famosos de la época como Lope de Vega, Calderón de la Barca y el capitán Alonso Contreras.
Lances, estocadas, intrigas palaciegas y aventuras amorosas salpican un relato de acción trepidante.
«Don Francisco de Quevedo me dirigió una mirada que interpreté como era debido, pues fui detrás del capitán Alatriste. Avísame si hay problemas, habían dicho sus ojos tras los lentes quevedescos. Dos aceros hacen más papel que uno. Y así, consciente de mi responsabilidad, acomodé la daga de misericordia que llevaba atravesada al cinto y fui en pos de mi amo, discreto como un ratón, confiando en que esta vez pudiéramos terminar la comedia sin estocadas y en paz, pues habría sido bellaca afrenta estropearle el estreno a Tirso de Molina. Yo estaba lejos de imaginar hasta qué punto la bellísima actriz María de Castro iba a complicar mi vida y la del capitán, poniéndonos a ambos en gravísimo peligro; por no hablar de la corona del rey Felipe IV, que esos días anduvo literalmente al filo de una espada.