En las fronteras del Imperio se extiende una provincia desnuda y mineral donde el frío, la escarcha y el ritmo lento de los largos inviernos parecen adormecer a los habitantes de un pequeño pueblo.
Una mañana, el párroco es descubierto con la cabeza aplastada por una piedra. ¿Cuál fue la naturaleza del crimen? ¿Quién podía tenerle tanto rencor en una ciudad donde, hasta entonces, las comunidades religiosas habían vivido en armonía?
La investigación es confiada a Nurio, el policía que demasiado a menudo se deja llevar por sus pasiones y que desprecia a Baraj, su adjunto, un gigante distinguido con alma de poeta. Pero ¿tiene interés el Imperio en que se descubra al verdadero asesino? Cuando se abusa de los pueblos y los Estados, ¿cómo se escribe o se reescribe la Historia? ¿Y qué pueden hacer los seres humanos ante su impetuoso curso?
Tras años viviendo entre dragones, por fin ha llegado el momento de que Sienna Kerr ingrese en la Fortaleza del Fuego, la prestigiosa academia donde entrenan los mejores guerreros de la isla de Maravernia. La joven salvaje tiene que adaptarse a esa nueva vida, pero lo que más le inquieta es enfrentarse a El Desafío, la prueba que los designados deben superar para unirse a un dragón.
Joseph Conrad, maestro de la creación de atmósferas, despliega aquí en realidad dos cuentos: uno envuelto en la noche, en el que una pareja dialoga en pleno fervor de un reencuento; el segundo, dentro del primero, está envuelto en la niebla de la guerra, y en él se exponen los dilemas morales del capitán de un barco de guerra británico. En un modo típicamente conradiano se entremezclan el ambiente marino, la penetración psicológica, la reflexión acerca del bien y el mal, la búsqueda de la verdad y la visión pesimista sobre la naturaleza humana. Publicado por primera vez en inglés en 1917 en la revista 'Strand', la traducción al castellano de este relato se incluyó primero en el volumen 'Cuentos de la Gran Guerra' (Alpha Decay, 2008), y un año después se publicó por separado en la colección Alpha Mini. Esta nueva edición viene acompañada por un espléndido y atinado prólogo de Gonzalo Torné.
Amparándose en la coartada del terrorismo, unos políticos teócratas se hacen con el poder y, como primera medida, suprimen la libertad de prensa y los derechos de las mujeres. Esta trama, inquietante y oscura, que bien podría encontrarse en cualquier obra actual, pertenece en realidad a esta novela escrita por Margaret Atwood a principios de los ochenta, en la que la afamada autora canadiense anticipó con llamativa premonición una amenaza latente en el mundo de hoy.
En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela -o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir- le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a unas Colonias en las que sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos.
Con esta impresionante adaptación gráfica del clásico contemporáneo de Margaret Atwood, llevada a cabo con suma belleza por la artista Renee Nault, el aterrador universo de Gilead cobra vida como nunca hasta ahora.
Defred es Criada en Gilead, una república donde a las mujeres se les prohíbe trabajar, leer y entablar amistades. Sirve en el hogar del Comandante y su Esposa, y en el nuevo orden social tiene un único cometido: una vez al mes, tumbarse boca arriba y rezar para que el Comandante la deje embarazada, porque, en una época en que apenas nacen niños, Defred y las demás Criadas valen en la medida en que son capaces de engendrar. Pero Defred recuerda los años previos a la instauración de Gilead, cuando ella era una mujer independiente con un empleo, una familia y un nombre propio.
Un manifiesto filosófico que desafía la tiranía de la productividad y proclama el derecho a la pereza para garantizar el libre descanso como un bien común al alcance de cualquiera.
«Quiero libertad, el derecho a expresarme por mí misma, el derecho de todos a las cosas bellas y radiantes.» La declaración con que Emma Goldman definió el anarquismo no solo habla de un movimiento político, sino que contiene una filosofía donde la belleza, el placer y la igualdad son elementos esenciales de la existencia humana.
Inspirado en Paul Lafargue y Hannah Arendt, Juan Evaristo Valls Boix hace de esta convicción la base para desplegar un conjunto de políticas sociales que cuiden la vida allí donde es inútil y no trabaja. Con una prosa luminosa y combativa, el autor defiende derechos esenciales -como el derecho a la pereza, la huelga o la jubilación- no como concesiones del sistema, sino como actos radicales de resistencia a la alienación capitalista.
Para quienes encuentran en el entusiasmo, la autosuperación o el emprendimiento una sucia trampa neoliberal con la que justificar la explotación y la precariedad, este libro es una invitación a la tranquilidad y la holgazanería, pero sobre todo es un alegato en favor de las estructuras públicas que las hacen posibles. La pereza ha sido durante demasiado tiempo el privilegio de unos pocos, ya es hora de que se convierta en un derecho para todos.