La historia global de occidente más allá de Grecia y Roma tejida por milenios de intercambios culturales
Tradicionalmente se ha contado una historia de Occidente basada en las ideas y los valores clásicos, que se perdieron durante la Edad Media pero fueron redescubiertos en el Renacimiento. Pero, ¿y si eso no fuera cierto?
Tras tres décadas de docencia e investigación, Josephine Quinn sostiene que la verdadera historia de Occidente va mucho más allá de Grecia y Roma. Gran parte de nuestra historia compartida se ha perdido, silenciada por las ideas victorianas que organizaron el mundo en civilizaciones separadas y, a menudo, diametralmente opuestas. Por este motivo, Quinn se propone contarnos una historia diferente: una que no comienza en el Mediterráneo grecorromano y luego resurge en la Italia del Renacimiento, sino que rastrea las relaciones que construyeron lo que ahora llamamos Occidente desde la Edad de Bronce hasta la Era de la Exploración, cómo las sociedades se encontraron, se entrelazaron y, a veces, se separaron.
Cuando pensamos en los escitas imaginamos un pueblo nómada y bárbaro. En realidad, en su apogeo, los escitas fundaron el primer gran imperio del mundo, que abarcó desde Mongolia y el noreste de China al noroeste de Irán y el Danubio, y que por el sur llegó hasta el mar de Arabia. Su influencia fue decisiva en el surgimiento de la edad clásica en civilizaciones de toda Eurasia, desde el mar Negro hasta China.
En El Imperio escita, el prestigioso historiador Christopher I. Beckwith nos descubre, recurriendo a multitud de fuentes, la historia de este imperio hasta ahora ignorado. Tanto a través de su influencia directa como gracias a la obra de sus sucesores —entre los que se cuentan los imperios persa e indio y los Qin en China—, los escitas y su imperio modelaron el mundo antiguo de una forma sin parangón hasta entonces, en ámbitos tan variados como el armamento, la vestimenta o el gobierno. Inventores del monoteísmo, su impronta es también patente en la religión y la filosofía, con figuras de talla universal como Zoroastro, Buda y Lao-Tse, todos ellos de herencia escita.
Durante siglos, la historia del mundo clásico ha sido relatada a través de emperadores, reyes y señores de la guerra, relegando a un segundo plano las personalidades femeninas que también lo conformaron. En La venganza de Pandora la clasicista Daisy Dunn se propone revertir esta tradición para situar a las mujeres en el centro de la narrativa.
Por las siguientes páginas desfilan personajes conocidos como Cleopatra, Agripina o Safo, seguidas por otras artistas, escritoras y líderes como Artemisia, la única mujer comandante en las guerras greco-persas; Cynisca, la primera mujer ganadora en los Juegos Olímpicos o Fulvia, la esposa de Marco Antonio que libró una guerra en su nombre, además de muchas otras de las que desconocemos su nombre, pero de una forma u otra marcaron en curso de la historia.
A lo largo de tres mil años, desde la Creta minoica hasta la Grecia micénica, desde Lesbos hasta el Asia Menor, desde el Imperio Persa hasta la corte real de Macedonia, y concluyendo en el Imperio romano, Daisy Dunn nos muestra el mundo antiguo a través de la mirada del increíble elenco de mujeres que lo conformó.