Roma, año 77 a.C. El cruel senador Dolabela va a ser juzgado por corrupción, pero ha contratado a los mejores abogados, ha comprado al jurado y, además, es conocido por usar la violencia contra todos los que se enfrentan a él. Nadie se atreve a ser el fiscal, hasta que de pronto, contra todo pronóstico, un joven patricio de tan solo veintitrés años acepta llevar la acusación, defender al pueblo de Roma y desafiar el poder de las élites. El nombre del desconocido abogado es Cayo Julio César.
Debéis saber que mi pasión por la lectura empezó hace mucho tiempo, cuando era pequeño... Y os he de confersar que, sobre todo, me fascinaban las peripecias legendarias de los dioses y los héroes de la mitología griega, luchando con monstruos y criaturas fantásticas. Algunas son divertidas; otras, osadas; ¡otras más hacen que los bigotes te vibren de emoción! Y todas nos enseñan algo sobre la lealtad, la valentía, la amistad, el ingenio... ¡Son historias antiguas que se pueden leer y releer sin cansarse nunca de ellas!
«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo».
Con estas palabras empieza la novela ya legendaria en los anales de la literatura universal, una de las aventuras literarias más fascinantes de nuestro siglo. Millones de ejemplares de Cien años de soledad leídos en todas las lenguas y el Premio Nobel de Literatura coronando una obra que se había abierto paso «boca a boca» -como gusta decir al escritor- son la más palpable demostración de que la aventura fabulosa de la familia Buendía-Iguarán, con sus milagros, fantasías, obsesiones, tragedias, incestos, adulterios, rebeldías, descubrimientos y condenas, representaba al mismo tiempo el mito y la historia, la tragedia y el amor del mundo entero.
Thomas Piketty y Michael J. Sandel abordan aquí temas que abarcan la economía, la filosofía y la historia, y valoran cuánto hemos avanzado en la lucha por lograr una mayor igualdad entre las personas de todo el mundo. Al mismo tiempo, afrontan las profundas divisiones que aún persisten a causa de la desigual riqueza, el mal uso del poder y el deseo de estatus y muestran tanto sus acuerdos como sus discrepancias.
Este diálogo nos permite vislumbrar nuevas posibilidades para el cambio y la justicia sociales, pero también es un recordatorio de que el lento progreso hacia una mayor igualdad para todos nunca llega sin un profundo conflicto social y la lucha política.
¿Por qué construimos castillos en la arena? En este libro fascinante, a medio camino entre la ficción y el ensayo, el crítico de arte y escritor Jean-Yves Jouannais nos invita a indagar en el significado originario de ese inveterado juego de infancia a orillas del agua. Nuestras lúdicas construcciones costeras pertenecen a la estirpe de las fortalezas, pero su precariedad frente a los embates del mar, que las aboca a sucumbir poco después de alzarse, nos revela una dimensión de la guerra y su relato épico que a menudo pasa inadvertida: desde la Ilíada, la catástrofe anida en el interior de esas edificaciones que aspiran a evitar la derrota. Construir barreras de arena frente al mar es ritualizar el destino insoslayable del ser humano, en cuyo cuerpo coexisten el glorioso combatiente y el funesto combatido.
El crecimiento es una necesidad humana fundamental que está en la raíz de todo lo que nos da sensación de logro, satisfacción, significado y progreso. Sin embargo, muchas personas son conscientes de que, en determinados momentos, su crecimiento se ha estancado. En Quién te dijo que no podías, Dan Sullivan y Catherine Nomura proponen diez sencillas leyes para mantener una perspectiva de vida innovadora tanto de nosotros mismos como del mundo que nos rodea. Estas leyes son el resultado del trabajo de Dan Sullivan como entrenador, prestándoles total atención a emprendedores dispuestos a triunfar, analizando qué es lo que en realidad los motiva y les permite desarrollar sus habilidades primordiales.