Durante una madrugada de 1995, Shy, un chico de dieciséis años, decide escapar del reformatorio para delincuentes juveniles Última Oportunidad. Cargando con una mochila llena de piedras y «una pesada bolsa de lamentos», se adentra en la oscura campiña inglesa. La música que sale de su walkman se mezcla con sus intensas pesadillas nocturnas, con los sonidos de una noche que parece encantada, y con las voces de su madre, de su padrastro, de profesores, de gente a la que ha hecho daño y de gente que, a pesar de todo, intenta quererle. Harto de una vida llena de dificultades y altercados, se dirige hacia un futuro incierto sobre el que pesa una enorme pregunta.
Shy es el impactante viaje, a través de una sinfonía poética que solo Max Porter podía componer, a la mente y al cruel universo de un adolescente atormentado. En esta bella y conmovedora novela, número uno instantáneo en la lista de los más vendidos en Reino Unido, se dan la mano la culpa y la rabia, la imaginación y los fantasmas, la infancia y la pérdida de la inocencia, en una historia que trata sobre perderse en la oscuridad y darse cuenta de que quizás uno no estaba tan solo.
España es casi una isla. Si hubiera una línea de puntos por los Pirineos y cortáramos, nos convertiríamos en isleños. Incluso los habitantes de las provincias del interior lo serían. Esta así insularidad ha marcado y marca la historia de España.
Tras más de tres años de investigación, Noemí Sabugal despliega en Laberinto mar un retrato inolvidable de nuestro país a través de sus costas. Mezcla de memoria, ensayo y crónica, Sabugal viaja al norte para hablar con los últimos cazadores de ballenas y con familias que siguen jugándose la vida en el mar. En el sur, explora las mismas costas que vieron partir a descubridores de nuevos mundos. Traza, en varias latitudes, una historia dolorosa de naufragios y migraciones, y otra de mitos fenicios, griegos y romanos escondidos bajo las aguas antiguas del Mediterráneo, repletas hoy de microplásticos y de amenazas para las praderas de posidonia. Un mar que es de quienes lo escriben y lo pintan, de los poemas de Carmen Conde a las playas de Sorolla.
Telmo Lobo se está volviendo loco: ve cosas que nadie ve, las gaviotas le hablan y un misterioso millonario aparece para decirle que sabe dónde está su padre, quien desapareció sin decir nada hace años de la vida de sus hijos, Telmo, Mía y Sammy.
Los hermanos Lobo y su amiga Carmina se han enfrentado a abusones y a duras competiciones de deporte, pero lo que se encontrarán al seguir la pista de su padre será algo nunca visto: otra dimensión como jamás hubiesen imaginado, donde surfear por el aire y comunicarse con la mente es posible, y donde el mal amenaza con tomar el control. Juntos se adentrarán en una aventura llena de retos en la que todos deberán hacer frente a sus miedos. Tendrán que sacar valor y arriesgarse antes de que la amenaza de Vértigo condene a todas las personas a las que quieren.
¿Cómo pueden pasar tantas cosas en tan poco tiempo? No soporto la espera para ver a Klaus; Anna y Laura están rarísimas; Nadia lo está pasando mal en su nuevo insti, y, por si fuera poco, ¡ahora mis padres dudan de si regalarme el móvil cuando cumpla trece años! Qué intensidad, bro».
A Goa los días se le hacen eternos esperando para reencontrarse con Klaus. Y parece que ¡hasta Semana Santa no se van a poder ver! Pero Goa no es la única sintiendo tantas cosas... Mientras algunas relaciones olvidadas renacen, otras se encuentran con obstáculos inesperados. Y, en medio de todo esto, una emergencia hará que Goa y sus amigos se movilicen para encontrar una solución.
El barrio se ha gentrificado y cada vez existen más cafés de especialidad y menos campos de fútbol.
Santy, Peluca, Adil y Parseiro, más conocidos como los PBTS, empiezan a preocuparse porque ya casi no quedan campos en los que poder hacer sus retos más locos.
Pero hay uno que todavía resiste. El campo más grande, impresionante y codiciado por todos los chavales... ¡EL CAMPO SUPREMO!
Alba González es una chica de veinte años que empezó a escribir para salvarse de sí misma cuando tenía tan solo doce.
En 2017 entró en depresión y dos años más tarde tuvo anorexia. Tras varios intentos autolíticos ingresó en un centro y empezó a escribir sobre sus problemas con la salud mental. En este poemario vuelca su proceso de recuperación, su lucha y sus recaídas en esta situación tan complicada que la ha acompañado toda su vida.