Julián y Máddalo es un poema del gran poeta romántico inglés Percy Bysshe Shelley, quien imagina una conversación entre él mismo (optimista e idealista) y su amigo Lord Byron (pesimista y escéptico) sobre la condición humana y la posibilidad de remediar los males de la sociedad. A instancias de Byron, visitan a un interno en el manicomio de la laguna veneciana, cuyo atormentado monólogo contrasta con la conversación fluida de los dos amigos. Julián y Máddalo invita a reflexionar sobre el valor de la palabra en las interacciones humanas, y lo sombrío de la existencia cuando el diálogo deviene imposible. Esta versión, que sepamos, es la primera que aparece en español y trata de rendir homenaje a estos dos poetas en el bicentenario de la muerte de Byron y de la publicación de los Poemas póstumos de Shelley en 1824, donde por primera vez apareció publicado Julián y Máddalo.
De noche, sobre los posos del café llora, con la mirada hacia Oriente. La boca inocente y flácida, como una flor monstruosa. En breve la luna joven y sutil sustituirá al alba resplandeciente. ¡Cuántas peinetas y anillos te regalaré! La joven luna entre las ramas no protegerá a nadie. ¡Cuántos brazaletes, cadenas y pendientes te regalaré! ¡Como bajo una pesada crin las brillantes pupilas relucen! ¿Tus acompañantes están celosos? ¡Los caballos purasangre son veloces! a amiga reúne las poesías que Marina Tsvietáieva dedicó a la escritora y crítica de arte Sofía Parnok: un grito embriagado de pasión, lamento y desdén.
Estampas poéticas, estampas venecianas, estas reflexiones acerca de la ciudad abren brechas en la memoria del escritor, que entrelaza recuerdos personales con hechos acaecidos en esta ciudad de agua, agua que, como él mismo dice, «la golpea y la rompe en pedazos, aunque al final la recoja y la lleve consigo hasta depositarla, intacta, en el Adriático». Esa percepción y ese contrapunto entre imágenes y pensamientos se asociarán para siempre en la mente del lector con el nombre de Venecia.
Fuente Amarga es un pequeño pueblo en el sur de Italia, rodeado por campos áridos a los que los hombres entregan la vida. Un pueblo como muchos, que sin embargo, para quien nace y crece allí, es el cosmos, con sus leyes universales e inmutables. En Fuente Amarga, los «paletos» sufren injusticias y abusos tan atávicos que les parecen naturales como la lluvia y el viento; y la escalera social para ellos tiene dos peldaños: la condición de gleba a ras de suelo y, solo un poco más arriba, la de los pequeños propietarios. Por encima de todos (y de todo), inalcanzables en su condición de caprichosos semidioses, los señores de la tierra, perpetuos custodios del poder al que sirven y representan según el soplo del viento de cada época. Con el advenimiento de la dictadura fascista, el orden social se tambalea, y sobre los fuenteamargados se desencadenan nuevos abusos que constituyen el relato de esta novela.
Tras una semana confinados por el COVID-19, los inquilinos de un edificio de apartamentos del Lower East Side de Manhattan empiezan a reunirse en la azotea para contar historia. Cada noche que pasa, se reúnen más y más vecinos. Poco a poco, los inquilinos (algunos de los cuales apenas se han dirigido la palabra) se convierten en verdaderos vecinos.
Catorce días es una hermosa oda a las personas que no pudieron escapar cuando la pandemia golpeó. Una narración deslumbrante, conmovedora y, en última instancia, sorprendente de cómo, por debajo de la horrible perdida y el sufrimiento, algunas comunidades consiguieron hacerse más fuertes.
Sin duda, Francis Scott Fitzgerald (1896-1940) se cuenta entre los escritores estadounidenses más importantes del pasado siglo, y no solo por su estilo impecable, divertido y poético (aunque siempre accesible), sino por la sagacidad con la que supo reflejar en sus textos el espíritu y la idiosincrasia de su época. Este volumen recoge veintidós de los mejores ensayos que Fitzgerald publicó a lo largo de su carrera como colaborador en prensa y en revistas literarias, cuatro de ellos traducidos al castellano por primera vez. A lo largo de sus páginas, el autor habla de sí mismo y sus contemporáneos, sus inquietudes, sus problemas y su tiempo, así como de los míticos espacios y ciudades que le tocó recorrer, desde las urbes inundadas de jazz y de luz de los felices veinte hasta los años prebélicos de la más dura y agria década de 1930.