¡Estas vacaciones, Leo y Lía están a punto de vivir la mayor aventura de todas!
Un día, mientras juegan en la playa, los hermanos Leo y Lía encuentran un misterioso huevo, pero no es de gallina ni de dinosaurio, ni mucho menos de alienígena. ¡Es un huevo de monstruo!
El monstruo que sale de dentro se llama Megabú y tiene un extraño poder: ¡convertirse en todo lo que come!
Con este poder tan raro y las ganas de zampar de Megabú, ¿cómo se las arreglarán Leo y Lía con su nuevo compañero de habitación?
¡Es hora de volver al cole y los líos están asegurados!
Leo y Lía regresan a clase ¡y lo hacen con muchas ganas! El monstruito Megabú, en cambio, no está tan contento. ¿Por qué será? ¿Porque ya se ha comido todos los bollitos de fresa? ¿Porque le han despertado de la siesta?
¡Pues no! Resulta que Megabú también quiere ir a clase. Así que, si no le dejan acompañarlos, irá él por su cuenta.
Pero ¿qué puede hacer un monstruo en el cole? Pues aprender mucho ¡y provocar algún que otro embrollo!
Franciszka y su hija Helena llevan una vida corriente hasta 1939, cuando las tropas hitlerianas invaden su país. Proteger a judíos en la Polonia ocupada es una sentencia de muerte, pero Franciszka decide arriesgarlo todo para esconder a Vilheim, uno de los guardias personales del comandante, y a dos grupos de judíos en su pequeño hogar de Sokal. Para que todos logren sobrevivir, ella y su hija deberán ser más astutas que sus vecinos y que el temible comandante alemán...
Persephone Fraser (Percy para los amigos) pasa los veranos en su moderno piso de Toronto, muy lejos del recuerdo de la resplandeciente orilla del lago de su adolescencia.
Sin embargo, una noche recibe una llamada que la lleva de vuelta a Barry's Bay y a Sam Florek. Durante seis veranos de tardes largas en el bosque y noches cálidas en el restaurante de su familia, Sam y Percy fueron inseparables. Y poco a poco, su amistad se fue convirtiendo en algo más profundo antes de desmoronarse por completo.
Cuando Percy regresa al bosque más de una década después, descubre que la química entre ellos sigue intacta. Pero hasta que no se enfrente a las decisiones que tomó, no podrán descubrir si el amor que sienten es mayor que los errores que han cometido.
Érase una vez un tipo corriente que vivía en un sitio aleatorio, en un pisito común, con una hipoteca de por vida. Nada fuera de lo normal. Salvo por una afición de juventud, quizás una obsesión: el estudio del sistema reproductivo de las hormigas de cabeza roja, al que no podía dedicarse por falta de tiempo y que, con el paso de los años, resultaría ser... ¡una bomba de relojería!
«¡Ay, si fuera dueño de mi propio tiempo!», se lamentaba nuestro tipo corriente.
Este es el protagonista de nuestra historia, un ciudadano anónimo que, con una irracional idea de negocio en la que nadie cree, pone en jaque a la sociedad de consumo. Un tipo corriente que demuestra que cualquier sistema económico que no respete los derechos esenciales de los individuos está abocado al fracaso.
Con una ácida e irónica visión de la empresa, del mundo industrial y del advenimiento del marketing de masas, Fernando Trías de Bes nos recuerda que son los ciudadanos quienes sostienen las economías y que puede llegar el día en que los productos de consumo se conviertan en armas para una rebelión silenciosa de la gente contra los excesos y la irracionalidad del sistema.