En una villa a las afueras de Zúrich vive el anciano Dr. Stotz, rodeado de retratos de una mujer joven. Melody fue una vez su prometida, pero poco antes de la boda, hace más de cuarenta años, ella desapareció. Stotz nunca se recuperó de su pérdida y ha dedicado su vida a buscarla. Sabedor de que le quedan pocos meses de vida, y con el fin de poner orden en su patrimonio y su legado, Stotz contrata a un joven que necesita urgentemente un trabajo. Poco a poco, a medida que se adentra en los papeles, Tom empieza a preguntarse si Stotz es realmente quien pretende ser, si su vida ha sido la que él cuenta y si Melody existió. Melody es un thriller contemporáneo en el que la verdad tiene muchas caras. Una historia maravillosamente romántica, una lectura cautivadora, ambientada en Zúrich y Grecia, cuya trama da innumerables giros y vueltas que mantienen a los lectores clavados en el sillón hasta la última página.
En plena guerra austro-prusiana, el detective aficionado Julius Bentheim y su joven amigo Albrecht Krosick intentan sobrevivir en el campo de batalla hasta que son reclutados por el comisario Gideon Horlitz. Unas valiosas joyas pertenecientes al Imperio del Antiguo Egipto han sido robadas por una astuta banda criminal. Las huellas de este robo los llevarán a Egipto, convertido en un tablero de ajedrez donde se juega una partida por el gobierno del país del Nilo y en el que las alhajas robadas pueden tener un valor incalculable. Secretos, intrigas y una conspiración política internacional. Todas las pistas parecen llevar a una misteriosa mujer llamada Feline. Julius y Albrecht tendrán que decidir entonces si es una aliada en las sombras o la mayor mente criminal a la que se hayan enfrentado.
Los personajes de Falsa guerra son náufragos en tierra firme, varados en zona de nadie. Algunos quieren marcharse de Cuba y no pueden, otros se fueron y nunca acabaron de llegar del todo. Viven en una especie de limbo, en un impasse perpetuo entre la realidad y el deseo, entre el pasado y el futuro, entre el país de origen y el de destino, a la espera de una promesa, una confirmación o, simple y llanamente, una tregua. Algo que les siga recordando que la vida es posible. ¿Qué diferencia hay entre un inmigrante, un exiliado y un refugiado? Abocados al caos, a la angustia o al hastío, los desplazados perennes son asediados por un mundo que a cada paso –en ese simulacro de avance hacia el espejismo de la sociedad de consumo– les recuerda que no existe un lugar para ellos. En esta novela coral, los personajes parecen moverse con desparpajo nómada entre Cuba, Estados Unidos, México, Francia o Alemania, si bien todos ellos se hallan paralizados, inmersos en una falsa guerra que se libra en virtud de ninguna verdadera pasión, de ninguna auténtica idea.