Este libro es una recopilación de artículos escritos por el autor que reflexionan sobre el que hacer económico. Denota la necesidad de hacer economía a partir de un referente teórico; destaca el carácter multidimensional de los procesos económicos; el rol y la importancia de la historia en el análisis económico; la relevancia de las instituciones como reguladoras; entre otros aspectos.
De manera sucinta puedo describir las historias anecdóticas de nuestro buen amigo, el eminente cirujano cardiovascular, Doctor José J. Norberto, como experiencias cotidianas ilustradas con una prosa impecable y elegante - con cierto grado de jocosidad - pero esencialmente didácticas que nos muestran una enseñanza o moraleja. Cada historia es un fragmento o capítulo de una etapa de la vida desde la niñez hasta la actualidad, sin dejar de lado los eventos urbanos con sus distintas características o peculiaridades. Es una lectura fácil y grata, que nos deja la sensación de que cada relato es un reflejo de nuestra propia experiencia de vida o de la realidad que nos circunda.
Ahí, al otro lado, en el camino, escucha la lengua secretos que yo no debo conocer y los transmite a otros que no quieren oírlos. ¿Por qué no se quedó conmigo, al margen, por qué se separó de mí? Está en el vacío. El vacío es el camino. Y yo me encuentro incluso al margen del vacío.¿Cómo consigo que todas estas palabras mías digan algo que pueda decirnos algo? No con el mero hecho de que yo hable. Es que no puedo hablar.*Existe una profunda relación entre la cita y los muertos. A través de ella se establece un misterioso diálogo entre vivos y muertos. Todo le es propio y, al mismo tiempo, ajeno. La cita apuntala y refuerza y, por tanto, hace aparecer no solo lo citado sino también al citado, lo hace comparecer.
Llamamos melancólico a quien no puede hacer más que entregarse sin reservas a ese sentimiento de deambular en la oscuridad y desear la luz, y a su estado lo denominamos melancolía. La melancolía es recuerdo. Si hubo tormenta, habrá otra. Si hay marea baja, volverá a subir la marea. El hombre melancólico no se fija en lo que hay en un preciso momento, sino que espera la llegada de aquello que en ese momento no es. Se aferra mentalmente a lo previsible, aunque es posible que el recuerdo de lo imprevisible haya hecho ya mella en su confianza en la razón; teme lo que no está y por eso se angustia ante la llegada de aquello que espera.
Ana María Matute evoca la infancia en un libro de relatos empapado de esa belleza, ternura e intuición que solo sentimos cuando pensamos en lo irrecuperable.
Tras once años de ausencia, el protagonista de El río vuelve a los escenarios de su niñez. El pueblo por el que correteó durante varios veranos ya no existe. Ha sido cubierto por las aguas del pantano y sólo emerge, como inquietante aparición, cuando baja el nivel con los calores de agosto. Desde esa presencia irreal y envolvente, Ana María Matute nos ofrece una serie de relatos breves, que esbozan momentos de una infancia tan mágica como irrecuperable. Los lobos, los mendigos, los disfraces, la muerte de un niño, la lluvia, las nubes o el eco son algunos de los elementos de esa evocación, que integra la realidad y el misterio, la vida y la muerte. Con un lenguaje agridulce, de sosegadas ternuras y raros presentimientos, El río nos descubre la fugacidad de los primeros años, la revelación de que "el tiempo nuevo se impone sobre el tiempo viejo, lo sofoca, lo pisa, y sigue".
La adolescencia, esa etapa de la vida donde todo se siente a flor de piel, vista a traves de los ojos de Ana María Matute en siete narraciones cortas y desoladoramente luminosas.
Algunos muchachos reúne siete narraciones cortas. En ellas se habla de niños, de adolescentes en su tránsito definitivo hacia la vida adulta. De muchachos que no quieren crecer y se aferran a ese universo de sutiles y maliciosas sabidurías que esconde la infancia y a su desgarrado descaro. La astucia de El Galgo en una historia entre fantástica y real ("Algunos muchachos"); el pequeño rebelde que quiere incendiar su casa ("Muy contento"); la redactora de un infantil diario íntimo ("Cuaderno para cuentas"); la rara personalidad de Claudia ("No tocar"); el misterioso halo que envuelve a Ferbe ("El rey de los zennos"); el rencor del protagonista de "Retrato del joven K" o la patetica figura de Adela ("Una estrella en la piel") atraviesan estas páginas. Cómplices, furtivos o asombrados, estos muchachos aparecen en toda la riqueza de su sensibilidad a traves de la prosa lírica, hiriente y desoladoramente luminosa de Ana María Matute.