En una serie de posts en un foro de internet, Parker, un joven psiquiatra, relata su paso por un sanatorio mental y su experiencia con un paciente muy particular. Un hombre de entre treinta y cuarenta años que ingresó siendo solo un niño y que se ha convertido en el paciente más antiguo y peligroso del centro, sin diagnóstico conocido. Todos los que han tratado con él o han intentado curarlo han enloquecido o se han suicidado. Los responsables del centro han acabado por confinarlo y solo permiten que el personal del hospital se le acerque cuando es estrictamente necesario, convencidos de que su reinserción podría ser catastrófica. Parker se hace cargo del caso, pero muy pronto las cosas empiezan a escapar a su control y se verá obligado a poner en entredicho todo aquello en lo que creía.
La responsabilidad social de las empresas puede parecer un gasto innecesario hasta que se comprueba lo que cuesta ser irresponsable. En La sociedad que no quería ser anónima comprobaremos cómo, en la era de la información, la gestión responsable y la ética empresarial son asuntos que representan una gran apuesta estratégica.
A través de un personaje ficticio, Amaro Cifuentes, director de Responsabilidad Social de una compañía cualquiera, se desentrañan las claves de esta función empresarial gracias a una mezcla sutil entre la realidad y la ficción, el día a día y el esperpento, la gestión ordenada y la ocurrencia caótica. Y es que el desafío en la responsabilidad social para cualquier compañía moderna tiene un nombre: anticipación. Sus beneficios tardan en llegar, pero son claros, como podrá asegurar cualquier directivo que haya tenido que gestionar una crisis.
El trabajo de la doctora Elisabeth Kübler-Ross nos confirma que la muerte es un pasaje hacia otra forma de vida, y nos hace comprender que la experiencia de la muerte es casi idéntica a la del nacimiento, puesto que se trata del inicio de otra existencia, el paso a un nuevo estado de conciencia en el que también se experimenta, se ve y se oye, se comprende y se ríe, y en el que existe la posibilidad de continuar el crecimiento espiritual. Gracias a ella sabemos que una luz brilla al final del camino, y que a medida que nos aproximamos a esa luz blanca, de una claridad absoluta, nos sentimos llenos del amor más grande, indescriptible e incondicional que podamos imaginar.
Descubrieron su pasado, comprendieron su presente, dibujaron su futuro.
Gala Marlborough viaja con sus dos hijas, Kate y Adele, a un pequeño pueblo del Empordà con la única intención de cobrar la herencia de un familiar desconocido y retomar cuanto antes su vida en Nueva York. Ignora que esa decisión activará una perfecta, sutil y acompasada maquinaria dispuesta a desempolvar mentiras enterradas, secretos familiares y sanar almas entregadas a la amargura del dolor.
A pesar de mi zambullida en la literatura dominicana de los diez últimos años, tengo que admitir que pocas novelas llegaron a sacudirme de una manera tan integral y profunda como una de las primeras obras dominicanas que leí y que junto con muchos escritores y críticos sigo considerando una novela cumbre. Me refiero a Sólo cenizas hallarás (bolero) de Pedro Vergés. Lo interesante es que las tendencias que acabo de pergeñar y muchas más pistas (a veces todavía poco transitadas) ya se hallan (a veces en germen) en esta obra. Pedro Vergés (1945) trata el desengaño, el vacío y la desorientación después del trujillato, indaga en la oposición campo-ciudad,incluye la diáspora en constante diálogo con lo dominicano, evoca a los subalternos mediante el tíguere, el teniente Sotero, y la empleada Lucila en su constante mimicry, integra el problema del patriarcado y exalta la fuerza de la mujer, hace uso de la ironía y del humor que hacen más llevaderas y nada dogmáticas ciertas ideas, comenta el desarraigo profundo, introduce el lenguaje dominicano y la cultura popular de una manera a veces muy sutil.
Rita de Maeseneer (2003)
En una noche loca de ron, sexo y bachata en Luxemburgo, James Gatto y Gladys Agramonte, su amante dominicana radicada en Roma, planean una escapada a República Dominicana bajo la promesa de vivir allí juntos para siempre. Gatto, un ejecutivo de ventas de una fábrica de cepillos de dientes en Suiza, abandona todo lo conocido y emprende una aventura, emulando a los exploradores literarios que lo precedieron. En el camino, se encontrará con otros seres perdidos en la claridad del sol caribeño que, como él, buscan una vida verdadera, con la tarea añadida de sobrevivir en un país agotador que lo tiene todo.