Estas cien páginas esconden nueve misterios que podrás resolver si eres lo suficientemente inteligente. Para ello, deberás ordenar las páginas de este libro usando tu ingenio. Solo así podrás descubrir a las nueve víctimas y a sus asesinos y ganar el juego.
La primera novela de los Mumin, la clásica serie de literatura infantil que ha conquistado a lectores de todo el mundo.
En esta primera entrega, un cometa se dirige hacia la Tierra... ¡y nadie en el valle de los Mumin sabe qué hacer! ¿Se romperá el planeta en mil pedazos?
Los Mumin viven una vida tranquila y apacible en el valle hasta que un día todos los colores desaparecen. Los árboles, las flores... incluso el puente multicolor que acaba de construir Papá Mumin se han vuelto grises.
Mumin decide investigar lo sucedido y, junto con su amigo Sniff, se embarca río abajo en busca de un misterioso observatorio para averiguar si realmente el valle está amenazado por un cataclismo.
Durante su viaje se toparán con peligrosas criaturas, como un enorme saurio, un cóndor y un arbusto feroz, y harán nuevos amigos que se unirán a su expedición. El grupo, muy variopinto, tendrá que aunar todo su ingenio para ponerse a cubierto del temible cometa que se acerca al Valle de los Mumin.
Las casas son siete, y están vacías. La narradora, según Rodrigo Fresán, es «una científica cuerda contemplando locos, o gente que está pensando seriamente en volverse loca». Y la cordura, como siempre, es superficial.
Samanta Schweblin nos arrastra –desde hace diez años– hacia Siete casas vacías y, en torno a ellas, empuja a sus personajes a explorar terrores cotidianos, a diseccionar los miedos propios y ajenos, y a poner sobre la mesa los prejuicios de quienes, entre el extrañamiento y una «normalidad» enrarecida, contemplan a los demás y se contemplan.
La prosa afilada y precisa de Schweblin, su capacidad para crear atmósferas densas e inquietantes, y la estremecedora gama de sensaciones que recorren sus cuentos han hecho a este libro uno de los más importantes de la última década.
Duncan’s crayons just can’t seem to stay put!
After convincing one group of crayons to go back to work after they wanted to quit and rescuing another group who got lost in the most inconvenient places, Duncan’s crayons have disappeared once more.