Todas las cartas reúne la correspondencia de Clarice Lispector a lo largo de toda su vida. La autora vivió casi dos décadas en el extranjero, por lo que mantuvo una larga y fructífera correspondencia con sus círculos intelectuales y familiares. Esta recopilación constituye un corpus fundamental para comprender su trayectoria personal y literaria.
El material, organizado por décadas —de 1940 a 1970—, va acompañado de notas que lo contextualizan en términos de tiempo y lugar, que además incluyen sustanciosas referencias culturales. Con gran cantidad de material inédito, fruto de una minuciosa investigación, este volumen ofrece una visión panorámica tanto de la persona como de la escritora.
Para Julia, enfrentarse a los malos es pan comido. Después de todo, es la única detective de la escuela del Sagrado Riñón con una placa ganada con su esfuerzo. Pero justo cuando ella y su compañero Sergio se preparan para enfrentarse a Álex, el mayor abusón de la escuela, se oye un grito desde la biblioteca.
De repente, no oyen a nadie, y solo tienen el vago recuerdo de un objeto dorado balanceándose, pero Julia, Sergio y Álex están decididos a averiguar qué ha sucedido.
Cuatro sospechosos.
Cuatro armas.
Cuatro lugares.
¿Podrás encontrar al culpable antes que Julia y sus amigos?
¿Y si los protagonistas de los mitos fueran reales y tus decisiones pudiesen cambiar el destino del mundo?
Ya, a mí también me pareció una locura hasta que me sucedió.
Me llamo CLEO, y mudarme a una nueva ciudad no estaba precisamente entre mis cosas favoritas del mundo. Tampoco lo eran las clases de Cultura Clásica, aunque sí que fascinaban a mi nuevo amigo, LEO.
Por si fuera poco, ARES, nuestro profesor cree que tenemos algo en común... Parece ser que una misteriosa profecía nos une al destino del mundo (¡lo normal, vaya!).
Si ya veía complicado aprobar la asignatura, imagínate ahora, que además debemos luchar contra sus protagonistas... e intentar no morir en el intento.
Este volumen reúne toda la narrativa breve de la autora que insufló vida a las inquietudes universales de la existencia cotidiana o los eternos interrogantes de la condición del ser humano. Autora de brillantes y personalísimos relatos que figuran entre los más emblemáticos de la literatura brasileña, Clarice Lispector está unánimemente considerada como una de las más importantes voces del siglo XX. Su figura y su legado irradian hoy en día el mismo magnetismo que ha conseguido cautivar a los lectores de todo el mundo desde que apareciera publicado su primer libro.
Fina Birulés indaga en los ejercicios de pensamiento de Arendt, que son la muestra de una obstinada y lúcida búsqueda de las formas de pensar y organizar la política que necesita nuestra época, una vez que el hilo de la tradición se ha roto de modo irreversible. Su legado se nos presenta aquí sin manual de instrucciones, como una herencia sin testamento.
Las reflexiones de Hannah Arendt surgen de la experiencia de los totalitarismos. El choque del pensamiento con la realidad y la inadecuación de las viejas herramientas conceptuales a la política del siglo XX la empujan forzosamente a buscar nuevas formas de comprensión. Así, su obra se caracteriza por una feroz independencia intelectual, y también por una relación conflictiva entre filosofía, sociología, historia y psicología.
No hay nada que temer porque todo es peligroso. Solo este aprendizaje podrá quizás reconciliarnos con la prodigiosa amplitud del acto de pensamiento. El peligro nos rodea, habita en nuestro quehacer cotidiano y nos angustia cuando se nos escapa. Ante esto solo buscamos una cosa: seguridad. Pero este reclamo no proviene de nosotros, abrumados por la realidad que nos sobrepasa. El miedo es ante todo un vasto proceso político de definición, en el que lo que está en juego es ni más ni menos la posibilidad de una distinción entre lo pensable y lo impensable. En un texto lleno de virtuosismo, en el que combina música y derecho romano, filosofía e historia, psicoanálisis y teología, Laurent de Sutter nos recuerda hasta qué punto temer el peligro es hacerse eco del temor de un poder para el que la seguridad es la mejor manera de perpetuarse. «Elogio del peligro» permite mantener las puertas abiertas a la posibilidad y al registro de lo probable. Es preciso, aprender a vivir con el peligro cada día, explorando y ampliando nuestros propios límites, para poner en entredicho las fuerzas soberanas que en pro de la seguridad nos constriñen. Nunca es a nosotros a los que el peligro debe espantar, sino a los que les gustaría administrar nuestro mundo como lo hace un propietario con su casa, de la que seríamos simplemente ocupantes ciegos e impotentes.