En esos primeros pasos del día, la sentencia de la neurocirujana aparecía siempre como un borrón negro en su cabeza: «Poco a poco, perderás toda la movilidad en el cuerpo».
Joanca recordaba su pasado encerrado en su habitación: su infancia, sus amigos, República Dominicana y su maldita enfermedad que trataba de recortar su existencia.
Huía de su destino como podía, caminado por las calles, intentaba despistarlo. Sabía que no podía parar, si paraba el tiempo lo atraparía y lo dejaría sentado para siempre. Y así nació la idea de subir la montaña, a pesar de su condición, a pesar de todo. Sabía que era verdad, que no podía claudicar sin pelear, rendirse sin más.
Su amigo Joan Vila se encargó de regar su reto con disciplina y estímulo, convirtiéndose en su motivador personal, tirando al carajo todas las predicciones médicas.
En ocasiones, hay amistades inquebrantables como el acero, que no se dejan amedrentar por nada.
Estos relatos tempranos de quien posteriormente sería premio Nobel fueron escritos y publicados entre 1947 y 1955, aunque, como libro, Ojos de perro azul no aparecería hasta 1974, cuando ya el escritor había publicado otros dos libros de relatos y cuatro novelas, de las que la última, Cien años de soledad, le proporcionaría su primer gran éxito internacional.
Este es un libro producto de mi pasión por el ciclismo de ruta. Su práctica como deporte de panorama abierto, de resistencia, de distancia e intensidad, social e individual, en solitario o en grupo; utilitario, competitivo y divertido a la vez, para mí, no tiene comparación con otras actividades lúdicas. Igual a la sensación que produce en un niño o un octagenario el volar. Todos los ciclistas nos sentimos que pertenecemos, con orgullo, a esa gran comunidad de los que andamos en bici. Por eso sentí que debía devolver algo de lo mucho que me ha dado el ciclismo, en la forma de un testimonio, con este modesto libro; mitad experiencia personal, mitad técnico.
¿Cuántos likes vale tu felicidad?
Se pasa unas horas más viendo los viajes maravillosos, los cuerpos perfectos y todos los outfits que se prueban cada día los influencers. Y se siente mal porque ella no puede llevar la vida que ve en las redes, sabe que nunca podrá alcanzar una felicidad así.
“Los niños nacen para ser felices”, escribió José Martí; y es este el secreto que deben saber todos los padres, maestros y adultos que inciden en la vida de los niños. Sembrar en el corazón de los niños la buena semilla, más allá de la riqueza o la pobreza, es la única garantía para que su paso por la vida sea pleno y maravilloso. Eso lo sabe Theo, el protagonista de esta hermosa historia que, acompañado de Santa, su trineo y sus venados se remonta al pasado, en un viaje inmemorial que busca descubrir la clase de semilla sembrada en el corazón de unos niños que de adultos, plantaron terror y desconsuelo en el mundo.
¿Alguna vez has sentido que el tiempo se te escapa por entre los dedos? ¿Que el día a día se vuelve una interminable monotonía de tareas, compromisos y situaciones que te desbordan y, al final, de alguna manera sigues exactamente en el mismo sitio, sin ser capaz de alcanzar tus objetivos y metas?
Si es así, debes saber que existe una solución. Es posible diseñar la vida que deseas vivir, construir tus propios caminos y llegar al destino que desees llegar. Solo debes estar dispuesto a hacer un esfuerzo y pagar el precio, ya que aunque nada es gratis, todo es posible. Solo se trata de asumir el control de lo que te ocurre y organizar tu tiempo. ¿Te animas?