Último libro de Pedro Salinas (1891-1951) publicado en España en vida de su autor, "Razón de amor" aparece en 1936, el mismo año en que da comienzo el largo exilio americano del poeta. Dividido en dos partes, la primera de las cuales fluye como un largo poema, el poemario -cuyo título procede de un poema anónimo del siglo XIII que describe el encuentro de dos enamorados en un huerto florido- prolonga el tema de la separación de los amantes iniciado ya al final de "La voz a ti debida", solo que aquí cobra un nuevo tono la voz del poeta, quien, por medio de la evocación, trata de exorcizar la ausencia de la amada. Como afirma Soledad Salinas de Marichal en la introducción del presente volumen, «se diría un diario íntimo y también una poesía de conjuros, dirigida a recordar, pero también a recobrar, el amor perdido para devolverlo a la realidad presente».
La Edad Media es un tiempo aún poco definido y un espacio de fronteras difusas, un periodo histórico poco explorado que, sin embargo, sigue actuando como el espejo deformado de nuestro presente. Decimos «cosas de la Edad Media» como si algo no perteneciera a nuestro mundo. Para comprender ese tiempo, a menudo imperceptible, pero que permea toda nuestra historia, es necesario adentrarse en el pasado con la guía de un inventario cuidadosamente trazado.
Novelas, películas, teatro, moda, turismo dan fe del innegable atractivo que sigue ejerciendo, pasados más de dos mil años, el mundo clásico en nuestros días. A cargo de los prestigiosos especialistas Mary Beard (Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2016) y John Henderson, esta breve introducción nos lleva, con un original planteamiento, a captar y distinguir las variadísimas imbricaciones de la antigüedad grecolatina y los numerosos frutos que ha alumbrado a lo largo de la historia, desde Virgilio a Poussin y Evelyn Waugh, de Demócrito a Karl Marx, de las ruinas de un templo en la recóndita Arcadia a James Frazer.
Si hay un hombre que todos los argentinos conocemos es el gaucho Martín Fierro. Muchos menos conocen a su autor, el señorito José Hernández, y a menudo lo que saben de él está lejos de la verdad. En estas páginas su personaje, Martín Fierro, furioso y agradecido, rencoroso y querendón, nos cuenta la vida de su creador con los mismos versos gauchescos que lo hicieron famoso. Pero esta vez Fierro no canta, cuenta:
Aquí me pongo a contar
la historia que no quisiera:
la de esa culebra artera que
por contar una historia
me se robó la memoria,
me la cambió toda entera.
Se llamaba José Hernández,
aunque también se llamaba
Pueyrredón, porque alardeaba
de ser un hombre de abajo
y era rico pa'l carajo
más que la reina de Saba.
Su familia era de aquellas
que asaltaron nuestras tierras:
pampas, ríos, bosques, sierras,
todito se lo quedaron
y así nomás lo alambraron
para dejarnos ajuera.