Holly Golightly, la protagonista de Desayuno en Tiffany’s, es quizás el más seductor personaje creado por ese maestro de seducción que fue Truman Capote. Atractiva sin ser guapa, tras rechazar una carrera de actriz en Hollywood Holly se convierte en una estrella del Nueva York más sofisticado; bebiendo cócteles y rompiendo corazones, parece ganarse la vida pidiendo suelto para sus expediciones al tocador en los restaurantes y clubs de moda, y vive rodeada de tipos disparatados, desde un mafioso que cumple condena en Sing Sing al que visita semanalmente hasta un millonario caprichoso de afinidades nazis, pasando por un viejo barman secretamente enamorado de ella. Mezcla de picardía e inocencia, de astucia y autenticidad, Holly vive en la provisionalidad permanente, sin pasado, sin querer pertenecer a nada ni a nadie, sintiéndose desterrada en todas partes pese al glamour que la rodea y soñando siempre con ese paraíso que para ella es Tiffany’s, la famosa joyería neoyorquina.
Una pequeña fiesta llamada Eternidad habla de un mundo que se acaba, pero no todavía: del pasado que nos encauza hacia el futuro, de la noche —con su día— y de la revolución. En estos poemas se baila como bailan los cuerpos al sonar el amor y el deseo, las utopías y las decepciones, la rabia y la esperanza; también las ficciones que «nos ayudan a soportar la vida» frente a la misma vida que no sabemos si decir o no. De fondo se oyen los versos de Sylvia Plath, de Anne Sexton, acaso el golpe beat, tan altos y salvajes los de Carmen Ollé.
En esta celebración inagotable se ama y se promete todo, incluso la salvación. Desde la escritura, y desde el sexo, y desde la insurgencia: en Una pequeña fiesta llamada Eternidad hay fuego y purpurina. La primera persona se conjuga singular y se comprende plural, colectiva. Un libro en el que Gabriela Wiener se asoma hacia la eternidad que sigue a la derrota, y nos lo cuenta aún más personal, aún más político.
Gorbensdorf, Baja Silesia, 1913. El joven polaco Miecysław Wojnicz, estudiante de ingeniería, llega al sanatorio local en busca de aire puro y una cura para su tuberculosis. Se aloja en la pensión para caballeros de Wilhelm Opitz, donde coincide con otros enfermos de toda Europa. Por las tardes, entonados por el licor, los huéspedes conversan sobre lo divino y lo humano. ¿Habrá guerra en el continente? ¿Las mujeres nacen inferiores? ¿Existen los demonios? ¿Es preferible la monarquía o la democracia? Al leer un texto cuya autoría se desconoce, ¿puede deducirse si lo ha escrito un hombre o una mujer?
Maryse Condé, autora de Yo, Tituba, la bruja negra de Salem y de La Deseada, regresa a su isla natal de Guadalupe y a sus raíces en Victoire. La madre de mi madre, para narrarnos la fascinante vida de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época. Victoire, cuya piel era de una «blancura australiana» y cuya destreza culinaria fue codiciada por la élite, pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en el templo de su cocina, que era como la propia Guadalupe: un crisol heterogéneo de razas y culturas en el que convivía la población negra, la mulata y los blanc pays que ejercían el poder en el archipiélago antillano. En este complejo cosmos dominado por la hegemonía francesa, una cocinera criolla que apenas podía pronunciar el nombre de sus platos en francés consiguió convertirse en una de las personalidades más importantes de la isla guiándose siempre por la profunda convicción que dirigía su existencia: ninguna labor es humilde si se aspira a la perfección.
Condé rastrea sus orígenes en una historia que fusiona con una sensibilidad exquisita memoria e imaginación. Tras sumergirse en su árbol genealógico, nos ofrece una de las historias más emotivas y cautivadoras de su trayectoria. Un testamento único y desgarrador de la vida en Guadalupe en el crepúsculo del siglo XIX.
Esta edición comentada e íntegra, a cargo de los escritores Fernando Iwasaki y Jorge Volpi, recoge los cuentos completos del universal Edgar Allan Poe, en una nueva traducción de Rafael Accorinti para acercar al autor a los lectores del siglo xxi. El volumen incluye nuevos prólogos de Mariana Enriquez y Patricia Esteban Erlés y comentarios para cada uno de los sesenta y siete cuentos firmados por las plumas más destacadas de la literatura breve en español. Las ilustraciones de Arturo Garrido, que consiguen traducir en imágenes las palabras del maestro, hacen de esta nueva edición una joya con múltiples lecturas, para poder seguir afirmando que sus cuentos siguen más vivos que nunca. ¡Larga vida a Poe!
Isaak Bábel nació en Odesa cuando esta era una ciudad con un importante gueto judío. Sus historias relatan la vida en este puerto en los últimos días del imperio ruso. Gánsteres, prostitutas, mendigos, contrabandistas aparecen en sus páginas: nadie escapa al agudo análisis de la pluma de Bábel. Desde los cuentos de la crueldad magnética de Benia Krik, infame jefe de la mafia y uno de los grandes antihéroes de la literatura rusa, hasta el devastador relato semiautobiográfico de un joven judío atrapado en un pogromo, esta colección de historias es considerada una de las grandes obras maestras de la literatura rusa del siglo xx.