Ellis lo tiene todo planeado: va a pasar su último año de instituto preparando la solicitud para entrar en la Universidad de Columbia, donde quiere estudiar Periodismo para sentar las bases de un prometedor futuro profesional. Es por eso que sus padres no podían haber elegido peor momento para contarle que se van a separar y que tiene que marcharse de Nueva York para irse a vivir con su tía y con su prima a Bramble Falls, Connecticut, donde solía pasar los veranos.
Idílico y encantador, el pueblo está también repleto de distracciones, como el barista local, Cooper Barnett, quien fue su mejor amigo y con quien se dio su primer beso, pero que ahora no quiere saber nada de ella.
Ellis se ve arrastrada a participar en cada una de las actividades llenas de encanto del festival, como la recolecta de la manzana o el tallado de calabazas, de forma que no puede evitar encontrarse con Cooper ni enamorarse del pintoresco pueblecito y de sus peculiares habitantes. La vuelta a Manhattan se va posponiendo y Ellis acaba atrapada entre dos lugares muy diferentes y el futuro que representan para ella.
Un escritor que descubre a su padre esbozando su novela en el mismo café en el que él se refugia para crear su propia obra. Un marinero que planea asesinar al que será uno de los grandes nombres de la literatura de todos los tiempos porque lo ha utilizado como personaje de uno de sus cuentos sin su permiso. Un polaco con diez hijos a los que ha bautizado con los nombres de diez reyes de Inglaterra. Personajes dispares con una nota común: todos esconden oscuros secretos que se han esforzado en mantener ocultos, pero que, como ocurre con los grandes misterios, saldrán a la luz gracias a pequeñas coincidencias, cambiando tanto el futuro como el pasado de sus protagonistas.
A veces la vida nos golpea sin aviso. Nos arrastra como un tsunami mientras, ingenuamente, intentamos protegernos con un paraguas. Pero los momentos difíciles llegan igual. Lo importante no es evitar el dolor, sino ver cómo podemos atravesarlo, aunque sea con el alma partida. Las historias reunidas en este libro se adentran en esos laberintos emocionales en los que todos nos perdemos alguna vez. Inspirados en personas reales, los relatos despliegan temas que nos tocan de cerca: el miedo a ser nosotros mismos, las cicatrices que deja el desamor, nuestros intentos desesperados de controlar lo que sentimos, los esfuerzos por huir de las contradicciones de la vida y la capacidad de conectar a pesar del dolor para salir de nuestro aislamiento. Aunque también son esperanzadores: hablan de abrirnos, de empezar de nuevo, de ver una salida.