Pensaron que sería una historia de amor imposible. Y se convirtió en un amor eterno.
Cuando su madre muere, la narradora de este libro descubre una caja con cartas que llevan décadas esperándola. Contienen una historia de amor inesperada ―la de sus padres, Antonio y Claudina― y también el retrato de una época, de dos familias ―la de él, andaluza; la de ella, barcelonesa― y de un país en plena transformación.
Care Santos se embarca en la indagación y la reconstrucción íntima y literaria de un universo que es el suyo, pero a la vez le es muy ajeno, al tiempo que reflexiona sobre la naturaleza del amor, del destino y de la herencia que recibimos de nuestros seres queridos. ¿De qué nos enamoramos? ¿Qué precio pagamos por amor? ¿Qué poder tienen sobre nosotros los sentimientos?
¿Realismo mágico? No. La magia de la realidad. El esperadísimo regreso de Mamen Sánchez con una novela que nos recuerda la importancia de vivir nuestras propias vidas cuando los hijos vuelan.
La protagonista de esta historia fue hija durante 25 años y lleva siendo madre incluso más tiempo. Una madre sola con tres hijas trillizas a las que ha dedicado todos sus desvelos, olvidada de sí misma mientras las veía crecer. Ahora una de ellas, Margarita, abandona el nido para trabajar en París en el mundo de la moda.
Lo que debería ser una circunstancia tan inevitable como feliz, que los retoños vayan encontrando su camino, se convierte para su madre en el punto de partida de una vida completamente diferente a la que había llevado hasta entonces. Un auténtico terremoto, un verdadero tsunami que lo pone todo patas arriba… sin que ella se mueva de su sitio y de sus circunstancias.
Una novela con esa mezcla tan original de agudeza y sentido del humor que es la seña de identidad de Mamen Sánchez, una autora que, además conseguirá como nunca la identificación con todas aquellas lectoras que están aprendiendo que la revolución bien entendida empieza por una misma, y que no hace falta arrasar con todo lo que nos rodea para conseguir una vida más plena y feliz.
Diana intenta reconstruirse tras una ruptura que le ha descolocado todos sus esquemas.
Tenía su vida planificada al milímetro y se sentía afortunada de haber conocido al amor de su vida tan joven. Pero ahora todo consiste en volver a empezar.
Tras un revés de este tipo se pregunta constantemente qué estará haciendo la otra persona, si la echará de menos; se debate entre recordarlo y vivir agarrada a la nostalgia o borrarlo del todo.
En septiembre empieza un año de contacto cero, un año en el que Diana se dará cuenta de lo que cuesta olvidar, y de lo que significa quererse cuando ya es tarde.