En esta obra revolucionaria que ocupa desde hace años los primeros puestos en las listas de ventas de Estados Unidos, Gladwell, un auténtico gurú de los negocios, analiza la trayectoria de varios productos y tendencias de gran éxito hasta descubrir cómo y por qué se alcanza el punto de inflexión a partir del cual algo se convierte en un fenómeno de masas: el punto clave.
Gladwell nos presenta a personas responsables de difundir nuevas ideas y tendencias y examina la moda, los programas infantiles de televisión, la conducta de los fumadores y hasta la publicidad directa, con el fin de dilucidar el proceso del contagio de ideas .
«La mejor forma de entender los cambios misteriosos que jalonan nuestra vida cotidiana (ya sea la aparición de una tendencia en la moda, el retroceso de las oleadas de crímenes, la transformación de un libro desconocido en un éxito de ventas, el aumento del consumo de tabaco entre los adolescentes, o el fenómeno del boca a oreja) es tratarlos como puras epidemias. Las ideas, los productos, los mensajes y las conductas se extienden entre nosotros igual que los virus.»
Malcolm Gladwell
El realismo político no es una doctrina en sentido estricto, sino una perspectiva que cada época hace suya y remodela: el mundo griego con Tucídides, Maquiavelo en el Renacimiento, Hobbes en un nuevo modelo racionalista, hasta llegar a Hegel, Marx, Nietzsche, Weber o Schmitt. Su primera enseñanza es que hay que ver a los actores dentro de un campo de tensiones e intereses en el que son fuertes o débiles, vencedores o vencidos. Mantener los peligros del mundo a raya requiere diagnósticos articulados y estrategias de amplio alcance, siendo conscientes de que, puesto ante el umbral extremo de la irracionalidad humana como se expresa también en nuestro tiempo, incluso el realismo está destinado a quedarse sin argumentos.
Y llegamos a un lugar que, aún a día de hoy, no sabría muy bien cómo definir. Quizá es ese sitio al que te trasladas cuando suena el timbre del recreo, o allí donde vamos al cerrar los ojos justo antes de soplar las velas, o el viento en el que flotamos al recibir uno de esos abrazos que nos sostienen el cuerpo, las dudas y los miedos...
¿Quién sabe? O quizá no era más que la parte trasera del armario en el que se había convertido mi vida: ahí donde se almacenan prendas que jamás volverás a ponerte pero que te da pena tirar.»