Baviera, 1944. Los rumores de la guerra apenas llegan a la primera maternidad nazi, la Heim Hochland, creada por Heinrich Himmler en 1936 como parte del programa llamado Lebensborn. En ese idílico lugar se hace todo lo posible para ofrecer un ambiente armonioso a los hijos recién nacidos de miembros de las SS y a sus madres. Allí trabaja Helga, una enfermera modélica y entregada, que cuida de mujeres embarazadas y bebés, pero que asiste a situaciones que harán tambalearse sus certezas. Y allí llega, para dar a luz, la joven Renée, una francesa repudiada por su familia tras haberse enamorado de un alemán durante la Ocupación de París. Mientras reconstruye este inquietante gineceo en su realidad histórica, Los niños de Himmler ofrece una inmersión en la cotidianidad de un lugar concebido para desarrollar y «depurar» la raza aria, y criar a los futuros «señores de la guerra».
Dentro de su labor como escritora de cuentos, la maestría de Ana María Matute queda patente en este volumen, que está compuesto por veintiún relatos brevísimos más dos de inéditos hasta la fecha. La brevedad en la extensión queda compensada ampliamente por la gran riqueza narrativa que encierran. Estos cuentos, dedicados a niños alegres en un mundo triste, componen una gran pintura impresionista y de una belleza serena.
«Ainhoa Elizasu fue la segunda víctima del basajaun, aunque entonces la prensa todavía no lo llamaba así. Fue un poco más tarde cuando trascendió que alrededor de los cadáveres aparecían pelos de animal, restos de piel y rastros dudosamente humanos, unidos a una especie de fúnebre ceremonia de purificación. Una fuerza maligna, telúrica y ancestral parecía haber marcado los cuerpos de aquellas casi niñas con la ropa rasgada, el vello púbico rasurado y las manos dispuestas en actitud virginal.»
En los márgenes del río Baztán, en el valle de Navarra, aparece el cuerpo desnudo de una adolescente en unas circunstancias que lo ponen en relación con un asesinato ocurrido en los alrededores un mes atrás. La inspectora de la sección de homicidios de la Policía Foral, Amaia Salazar, será la encargada de dirigir una investigación que la llevará de vuelta a Elizondo, una pequeña población de donde es originaria y de la que ha tratado de huir toda su vida. Enfrentada con las cada vez más complicadas derivaciones del caso y con sus propios fantasmas familiares, la investigación de Amaia es una carrera contrarreloj para dar con un asesino que puede mostrar el rostro más aterrador de una realidad brutal.
«Un día, mientras acariciaba a Torzal le dije: “Bésame”. Con gran sorpresa mía se apresuró a rozar mi nariz con su pico, que es el beso del pájaro. Imaginé que esa reacción era casual, pero al día siguiente contestó a mis palabras de la misma manera y siguió haciéndolo así toda su vida.» A sus cuarenta años, Len Howard parece destinada a tener una brillante carrera musical, pero un giro inesperado acaba transformando sus planes para siempre. En 1938 se traslada a East Sussex, a una cabaña rodeada por un gran jardín que bautiza como la casa de los pájaros, que será el escenario de una de las aventuras más fascinantes de toda la ornitología moderna. En sus escritos, Howard argumentó que la inteligencia individual, y no el mero instinto, es el factor determinante en gran parte del comportamiento de las aves, y se esforzó por ejercer un gran control sobre el entorno de sus aves maximizando la sensación de seguridad y fomentando una relación desinhibida con ellas. Para este fin, Howard era solitaria, y daba instrucciones estrictas a quienes se aventuraban a visitarla o deseaban contactar con ella. Su obra representa un caso único en la historia del estudio de las aves. Howard emprendió un apasionado viaje personal a través de la observación de los pájaros revolucionando la ornitología oficial que estudiaba las aves en cautividad, revelando así sus auténticas y sorprendentes facultades afectivas y cognitivas. En estas memorias de aprendizaje mutuo y conmovedor nos hace participes de una singular historia de descubrimiento.
En la región japonesa de Kobe, Osaka, una línea ferroviaria une Takarazuka con Nishinomiya. Las vidas de miles de pasajeros se entrechocan a diario en sus vagones y, a cada parada, nuevos pasajeros se instalan y se relacionan: dos desconocidos que siempre quieren tomar prestado de la biblioteca el mismo libro; una prometida despechada sedienta de venganza; estudiantes tímidos; niñas crueles; mujeres rudas; una abuela excéntrica y su indiscreta nieta; una joven dispuesta al fin a romper con un novio que no la merece.
Con el paso de las estaciones, el tren de Hankyu recorre el trayecto en el sentido inverso, y el lector descubre a los personajes bajo una nueva luz y puede seguir discretamente sus destinos como si fueran los de viejos conocidos.
Cuando la vida nos hiere, ¿qué hacemos? O quedamos heridos para toda la vida y hacemos carrera de víctima o buscamos cómo volver a vivir de la mejor manera posible. Esta es la definición de resiliencia: cómo volver a la vida después de un trauma psíquico. En este libro, Boris Cyrulnik recurre a casos de la vida real para mostrarnos que una infancia difícil y traumática no es un destino ni una condena al fracaso. Los niños maltratados tienen esperanza. La resiliencia puede ayudarlos a transformar el dolor en experiencias creativas, en un relato que les permita recuperarse y vivir plenamente. Para que este proceso de cambio sea posible, se necesitan los recursos internos adecuados ―vínculos afectivos que se tejen desde la primera infancia―, un entorno favorable y personas capaces de apoyarlos emocionalmente. Todo patito feo puede transformarse en un hermoso cisne.