Durante siglos, los Carryx han destruido o esclavizado en toda la galaxia. Pero ahora se enfrentan a un enemigo inmortal, y la clave para su supervivencia está en manos de los humanos del planeta Anjiin.
Las naves Carryx descienden y se llevan a los mejores humanos; entre ellos, a Dafyd Alkhor -asistente de un brillante científico. Todos son abandonados en una lucha contra otras especies con la extinción como precio del fracaso. Solo Dafyd y algunos compañeros comprenden que para sobrevivir deberán comprender (y manipular) a los propios Carryx. Y al hacerlo, Dafyd se convertirá en el hombre más odiado de la historia y el guardián de su pueblo.
Tras derrotar a Rahl el Oscuro, Richard se dispone a disfrutar de la máxima recompensa a la que podría aspirar: el amor de Kahlan. Pero, inadvertidamente, el joven rasgó el velo que separa el mundo de los vivos del de los muertos y ahora debe enfrentarse al mal supremo, al temible Custodio del inframundo, que intenta escapar. Para vencerlo, Richard debe aprender a dominar sus incipientes talentos arcanos, pues de otro modo morirá. A no ser que Richard aprenda a controlar sus poderes, nadie, ni siquiera su amada Kahlan, la poderosa pero benevolente Madre Confesora, podrá salvar al mundo. El único modo de lograrlo es ponerse en manos de las misteriosas Hermanas de la Luz, que afirman ser su única esperanza.
Sevilla, 1911. Han pasado nueve años desde que Trinidad viajó a la ciudad para descubrir la historia de su familia, ligada a las míticas vajillas de La Cartuja. Instalada de nuevo en Inglaterra y volcada en su labor como ceramista, recibe una carta de la marquesa de Pickman, la propietaria de la fábrica de loza, que la hará regresar al lugar que marcó su vida.