Suena el teléfono temprano con la urgencia de las malas noticias, y el narrador escucha a su hermano anunciar que su padre está infartado de camino al hospital. El hombre, admirado y amado por su hijo, había ido perdiendo la cabeza a manos de la ingrata vejez, y ese olvido y esa mirada extraviada despiertan en el protagonista la necesidad de contar la historia de ese trabajador humilde. Historia que no se puede contar sin la del barrio que los vio crecer a Gilmer y a sus hermanos, y la de sus habitantes que lograron eludir la fatal cuadra y sus improbables devenires, tan cargados de realidad colombiana como ningún otro.
Aranjuez se convierte así en el escenario de vidas complejas a las que la mirada sensible de Mesa dota de dignidad y esplendor, en la medida en que nos comparte el dolor profundo del hijo que observa los desvaríos de su padre.
«Desde el principio supimos que la unión entre esos dos no era la recomendable para armar una familia como todos los que venían a la Villa».
Un extraño matrimonio llega a un pueblo de la costa, con un pasado incierto detrás y la determinación de instalarse en el lugar. Comprar el Hotel Habsburgo será algo que nadie olvidará. En poco tiempo, ese noble húngaro dedicado al arte, esa mujer sensual que lleva adelante el negocio, y sus dos hijos aún más extraños que ellos, se irán volviendo de manera imperceptible, pero definitiva, el hilo que enhebra la miseria, la corrupción y las bajezas de todos los pobladores. Narrada por una voz profundamente literaria, Arderá el viento permite oír la conciencia que late en toda ciudad pequeña, y es capaz de capturar el horror en la vida de una villa de mar y la belleza que todavía anida en ella. Guillermo Saccomanno se apropia de un territorio, de sus habitantes, de su pasado y de sus secretos, para mostrar ese entramado de complicidad entre la política, el narco, la policía y el periodismo, en medio del cual las personas corrientes sobreviven a su propia existencia.
Los Esterházy, una pareja excéntrica sin un pasado claro, llegan a un pueblo de la costa argentina y comienzan a regentar un antiguo hotel. Estos dos seres (y sus dos hijos, una niña y un niño más inquietantes y enigmáticos que ellos) producen el efecto de una partícula enfermiza que se introduce en las grietas de una sociedad pequeña y arrasa con su dinámica cotidiana, aparentemente calma. La pareja resulta ser un amplificador de los prejuicios, los deseos ocultos, las supersticiones, los temores y la violencia larvada en muchos de los habitantes del pueblo.
Arderá el viento es la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social. Expuesta al influjo de los Esterházy, la extraña villa costera deja aflorar la oscuridad que circula por sus zonas subterráneas, como si los visitantes fueran una piedra de toque maligna que lograra sacar a la luz la verdadera naturaleza de los personajes.
Escrita en un estilo parco y de una rara intensidad, la novela es la cuidadosa construcción de un deterioro que, aunque transcurra en un país específico, acaba por ser una metáfora distorsionada del espíritu de nuestro tiempo.