Cómo cambiar nuestra manera de amar y así dejar de sufrir.
«Cuando estar enamorada significa sufrir, es que estamos amando demasiado. Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amigas íntimas son acerca de él, de sus problemas, ideas, acciones y sentimientos, cuando casi todas nuestras frases comienzan con "él...", es que estamos amando demasiado. Cuando disculpamos su mal humor, su indiferencia y sus desaires e intentamos justificarlo o incluso convertirnos en su terapeuta, es que estamos amando demasiado.»
Este best seller lleva tres décadas apoyando a millones de mujeres que, debido a razones erróneas, son adictas a los hombres equivocados. Porque cuando estar enamorado significa sufrir, es que estamos amando demasiado. Por eso, la reconocida terapeuta Robin Norwood presenta un programa claro y completo para reconocer, comprender y pasar de amar demasiado a alguien que provoca dolor, a amar lo suficiente como para detener ese dolor.
A través del testimonio de muchas mujeres que han vivido esa situación en primera persona, Norwood nos explica, uno a uno, los pasos necesarios que hay que dar para librarse del amor tóxico y construir una relación sana, y al hacerlo aporta la esperanza necesaria para encontrar la felicidad.
Desde 1985, más de cinco millones de mujeres han encontrado en estas páginas el alivio al dolor causado por el amor y las relaciones tóxicas. Mujeres con la misma necesidad de ayuda por amar demasiado.
Durante cuatro décadas, la reconocida terapeuta Robin Norwood les ha mostrado las raíces de su atracción y les ha ofrecido una guía para aprender a amarse a sí mismas y detener el dolor.
En los momentos cruciales de su infancia, la niña siempre tenía a mano una naranja: la agarraba, la pelaba y la comía como si esa pieza de fruta fuera a consolarla de todos sus males. Más tarde descubrió una fruta distinta, más sabrosa, que había que comer a escondidas, lejos de las habladurías de la gente y de la mirada inquisidora de su madre; era una fruta prohibida, pero valía la pena correr el riesgo y disfrutar de aquella delicia.
Adoptada por un matrimonio evangélico de una pequeña ciudad industrial inglesa, la niña creció a la sombra del fervor religioso de toda una comunidad. Los primeros años de su vida fueron un ir y venir entre feligreses seducidos por los sermones y las palabras de la Biblia, pero cuando tenía poco más de diez años la niña supo que ella era distinta y que las leyes de su cuerpo la llevarían a descubrir otra forma de amar.