Desde las profundidades de las marismas de Luisiana, un asesino en serie aficionado a la experimentación médica está completando su proyecto más ambicioso: tras marcarlas de forma macabra, sus víctimas no cesan de aumentar y no hay pistas que seguir. Los medios lo apodan «el carnicero del pantano» y, hasta ahora, nadie ha podido atraparlo.
Con su conocimiento enciclopédico de las mentes más oscuras y años de experiencia en la práctica de autopsias, la patóloga forense Wren Muller es la mejor en su campo. Con cada nuevo cuerpo que llega a su morgue, más crece su obsesión por dar con el carnicero y llevarlo ante la justicia. Con la inestimable ayuda del inspector Louis Leroux, ambos se embarcarán en una compleja investigación que los llevará hasta límites insospechados, sobre todo cuando el caso se transforme en algo mucho más personal.
Amelia B. Edwards, admirada por Dickens y asidua colaboradora de su revista All the Year Round, fue muy conocida en la época victoriana por sus cuentos fantásticos y de misterio, y también por su labor como egiptóloga. El carruaje fantasma y otros cuentos góticos reúne la totalidad de su contribución al género. Inquietantes experiencias en los Alpes, la Selva Negra y los grandes espacios de la naturaleza se combinan sin dificultad con los enigmas de lo cerrado: habitaciones encantadas, castillos con secretos, conventos abandonados, fábricas con espectros, carruajes fantasma… En general, la voz narrativa deja en manos del lector decidir si la historia que cuenta sucedió o no en realidad, porque el acercamiento se debate precisamente entre dos extremos típicos de la cultura victoriana: el espíritu científico y la creencia en el prodigio.
Pinky y Kepulín se acaban de conocer, pero eso no va impedir que emprendan la aventura de sus vidas: ¡Eleria, la madre de Kepu, ha desaparecido! ¿La única pista? Un extraño reloj que le dejó a su hijo. Los dos amigos, junto al fiel perro Botones, viajarán de planeta en planeta para intentar encontrarla.
Todo podría estar relacionado con una misteriosa tienda de rosquillas que acaba de abrirse en la ciudad, pero es posible que la realidad no sea tan dulce como parece.
Wilhelm Furtwängler (1886-1954) fue el representante más eminente de la gran «tradición alemana». Considerado, junto con Karajan, Bernstein o Carlos Kleiber, uno de los más legendarios directores de orquesta del siglo XX, por sus interpretaciones -donde algunos creen traslucir cierta noción de verdad-, Furtwängler fue y será siempre, para muchos, una especie de oráculo. La valía de su legado es más que evidente y sus grabaciones continúan siendo una referencia. Pero la clave de su permanencia en el inconsciente colectivo trasciende lo estrictamente musical. Para la política cultural nazi, la música jugó un papel de suma relevancia, destinada a cimentar la superioridad del pueblo alemán, su grandeza y eternidad, lo que llevó a apropiarse de los grandes clásicos alemanes y austríacos bajo la denominación ideológica de «música alemana». Sin la participación de los músicos coetáneos, dicha política cultural del Reich no hubiese sido posible.
Publicada póstumamente en 1926, El castillo es la más tardía de las tres novelas que escribió Franz Kafka (1883-1924) y, pese a haber quedado inconclusa, pasa a ser una de las cumbres de la novela del siglo XX.
En ella se cuentan los infructuosos intentos del agrimensor K. por acceder a las autoridades del castillo, que al parecer han reclamado sus servicios, y obtener el permiso para ejercer su trabajo y establecerse así en la aldea en que ha sido recibido como un forastero. Con suinsistencia en reclamar los derechos que le corresponden, las peripecias a menudo cómicas del agrimensor K. configuran una parábola insondable sobre la abstrusa condición del poder y sobre el difícil sentimiento de pertenencia que angustia al hombre moderno. El texto que se ofrece ahora al lector en una nueva traducción de Miguel Sáenz presenta, por fin, la obra de este autor, quizás el más emblemático del siglo XX, con las máximas garantías de rigor y fidelidad posibles.
En plena región montañosa de Transilvania, no muy lejos de la aldea de Werst, se alza una fortaleza medieval abandonada, el legendario castillo de los Cárpatos. Aunque lleva siglos deshabitado, Frik, el pastor visionario y vendedor de hechizos, ha podido observar que un humo misterioso sale desde hace unos días de su torreón, y ha comenzado a difundir inquietantes rumores entre las gentes del condado... En el albergue del Rey Matías, cercano al castillo, se han reunido varios aldeanos para comentar el suceso y el escéptico doctor Patak decide partir al día siguiente con la intención de inspeccionar las ruinas acompañado de un joven guardabosques del pueblo. A su regreso del castillo, el relato del doctor provocará el espanto de sus supersticiosos paisanos...