Esta obra nos sumerge en un recorrido fascinante por la visión del amor a través de los grandes pensadores de la historia. Partiendo de la idealización platónica o el pensamiento de Sartre y Montaigne, y pasando por las ironías de Nietzsche o la visión de Kierkegaard, las autoras examinan las creencias, contradicciones y pasiones que moldearon tanto el pensamiento filosófico como las experiencias personales de los filósofos. Este libro nos muestra su lado más humano y nos revela sus secretos y anécdotas, lo que consigue que logremos transformar a estos genios en figuras cercanas cuyas reflexiones sobre el amor siguen siendo relevantes hoy día.
A través de los siglos, el ser humano ha buscado responder una de las mayores incógnitas acerca de sí mismo: el verdadero poder que reside en su mente, y el papel que ella juega en el logro de su éxito y felicidad personal. Lo cierto es que todos somos genios en potencia y podemos alcanzar mucho más de lo que hasta ahora hemos logrado. Sin embargo, buscamos infructuosamente fuera de nosotros algo que siempre se encontró en nuestro interior: el secreto para vivir una vida plena y feliz. Existe una enorme diferencia en la manera de pensar de la persona que logra cosechar grandes éxitos y aquella que se limita a subsistir y a responder a sus necesidades inmediatas. Y esta gran diferencia parece centrarse alrededor de su sistema de creencias y su diálogo interno. Todo aquello en lo que concentramos nuestro pensamiento termina por convertirse en nuestra realidad. Cada día y cada minuto de nuestra vida estamos construyendo el futuro con nuestra manera de pensar. Esta obra es una guía práctica para despertar ese genio que todos llevamos dentro. En sus páginas encontraremos estrategias que nos permitirán cultivar y desarrollar aquellas capacidades mentales necesarias para alcanzar el éxito y la felicidad.
Este ensayo transita a lo largo de cinco siglos de descubrimientos en el mundo vegetal a traves de las extraordinarias vidas de naturalistas, genetistas y botánicos apasionados por las plantas, los árboles, la agricultura y la genetica. Por ejemplo, Charles Darwin, que identificó una especie de mariposa que sólo podía polinizar un tipo de orquídea. O Leonardo da Vinci, que se dedicó a estudiar la filotaxis, la disposición de las hojas en el tallo de una planta para captar la luz del sol. Y cómo no mencionar la trágica historia del genetista ruso Nikolái Ivánovich Vavílov, que aisló en su laboratorio el supergrano de trigo que alimentaría a millones de campesinos sólo para caer víctima de las purgas de Stalin y morir en una de sus prisiones.
Cuando el periodista Gabriel Santoro publicó su primer libro, no pensó que la crítica más destructiva fuera a ser escrita por su propio padre. El tema de su libro parecía inofensivo: la vida de una mujer alemana que llegó a Colombia poco antes de la Segunda Guerra. Pero el padre de Santoro se sintió traicionado. ¿Por qué? En el libro hay algo que Santoro no había previsto. Entre las frases se esconde un secreto.
Ahora Santoro ha empezado a descubrir cuál es. Mientras se interna en el corazón de la vida de su padre, mientras revela los secretos del presente, otras cosas irán saliendo a la luz: las formas en que la guerra que ocurría al otro lado del mar invadió la vida de quienes estaban de este lado; los sucesos de la década de los cuarenta, que en Colombia «destruyeron familias, trastocaron vidas, arruinaron destinos», etc.
Katniss Everdeen ha sobrevivido a Los juegos del hambre. Pero el Capitolio quiere venganza.
Contra todo pronóstico, Katniss Everdeen y Peeta Mellark siguen vivos. Aunque Katniss debería sentirse aliviada, se rumorea que existe una rebelión contra el Capitolio, una rebelión que puede que Katniss y Peeta hayan ayudado a inspirar. La nación les observa y hay mucho en juego. Un movimiento en falso y las consecuencias serán inimaginables.
Katniss Everdeen ha sobrevivido dos veces a los Juegos del Hambre, pero no está a salvo. La revolución se extiende y, al parecer, todos han tenido algo que ver en el meticuloso plan, todos excepto Katniss.
Aun así su papel en la batalla final es el más importante de todos. Katniss debe convertirse en el Sinsajo, en el símbolo de la rebelión... a cualquier precio.
Es la mañana de la cosecha que dará comienzo a los décimos Juegos del Hambre. En el Capitolio, Coriolanus Snow, de dieciocho años, se prepara para una oportunidad única: alcanzar la gloria como mentor de los Juegos.
La casa de los Snow, antes tan influyente, atraviesa tiempos difíciles, y su destino depende de que Coriolanus consiga superar a sus compañeros en ingenio, estrategia y encanto como mentor del tributo que le sea adjudicado. Todo está en su contra…
Este no es un libro científico ni es un tratado de administración. Tampoco es un libro de crecimiento. Es un taller de herramientas para ser usadas según se ajusten a las circunstancias. Pueden servir también para evitar momentos inoportunos e incluso para tomar partido por algunas ideas y rechazar otras. La empresa, el trabajo, sus actores, las posiciones asumidas por unos y otros, me sirven de abanico para saltar de tema en tema sin el cuidado necesario de marcar los pasos a ritmo de uno, dos y tres. Aquí se juntan merengues, salsas, baladas y boleros, con tango, rock and roll, paso doble y, sobre todo, con el cambalache de la vida. El cuestionamiento y el clamor bailan el vals de la esperanza, soñando que humanismo y razón se consagren como la orquesta remedio, donde todos toquen, canten y bailen. En algunos tramos viajo a contra marcha, consciente de que mi estandarte desdice el ondear de la mayoría de las banderas.
¿Por qué tan pocas personas aman su trabajo? Imagina un mundo donde todas las personas se levantasen inspiradas y con ganas de ir a trabajar, se sintiesen valoradas durante el día y regresasen a sus hogares satisfechos. Simon Sinek lleva años recorriendo el mundo y observando que algunos equipos de trabajo podían confiar totalmente en sus compañeros, hasta arriesgar la vida, mientras que otros eran incapaces de evitar la fragmentación del equipo sin importar qué metodología se aplicara.
La respuesta la encontró durante una conversación con un general que le explicó que los oficiales comen al final, y que los primeros en comer deben ser los soldados. Lo que parecía simbólico en el comedor, en la batalla era básico para la supervivencia de cualquier equipo.