En este iluminador ensayo, Gómez Pin desbroza la tesis reduccionista, con escrupuloso respeto de las disciplinas en las que esta busca apoyo, y propone razones para reivindicar la excepcionalidad del animal humano, el peso de nuestra frágil y abisal inteligencia: una inteligencia surgida de la vida, pero capaz de ser testigo de la misma y proyectar la forja de entidades que podrían ser homologables a ella misma. Por su ansia de contar y su empeño en dar cuenta de las cosas, el humano importa, es decir, se alza como el ser que cuenta.
¿Qué ocurre realmente con lo que tiramos? Tras esta simple pregunta el galardonado periodista de investigación Franklin-Wallis se sumerge de lleno en la crisis mundial de los residuos y saca a la luz el mundo oculto que sustenta nuestra economía moderna. En la India conoce a los recicladores que están en primera línea de la crisis del plástico. En el Reino Unido viaja por las alcantarillas se encuentra cara a cara con los residuos nucleares. En Ghana sigue la vida posterior de nuestra tecnología y explora la red mundial de exportación que da lugar a donaciones de buena voluntad que obstruyen los vertederos africanos.
En este libro de referencia, el aclamado sociólogo Matthew Desmond se basa en la historia, la investigación y en reportajes para mostrar cómo los estadounidenses adinerados, consciente o inconscientemente, mantienen pobres a los pobres. Aquellos de nosotros que tenemos seguridad financiera explotamos a los pobres, reduciendo sus salarios y obligándolos a pagar de más por la vivienda y el acceso al efectivo y al crédito. Escrito con elegancia y bien argumentado, este libro nos brinda nuevas formas de pensar sobre un problema moralmente urgente.
"Vivo una relación con Édouard Louis y Didier Eribon que ya dura más de diez años. Desde los primeros meses de esta amistad, algo cambió en nuestras vidas, se produjo una quiebra profunda en nuestras existencias: empezamos a viajar juntos, a cenar los tres casi sistemáticamente, a crear, a pensar y a intervenir juntos en el espacio público, a celebrar juntos nuestros cumpleaños y los momentos tradicionalmente asociados a la familia, como la Navidad, a compartir la integridad de nuestra vivencia. Más allá de la amistad, esta relación se ha convertido para nosotros en un modo de vida, un conjunto de emociones y de experiencias compartidas, con sus ritos, sus lugares, sus tiempos, sus conexiones con los demás, con el mundo cultural e incluso con el mundo en general.
¿Dejarías tu vida en manos de un algoritmo? Todos lo hemos hecho ya. A ciegas, sin querer. Si nos lo hubieran preguntado antes, si nos hubieran advertido en la letra grande de los riesgos y las repercusiones de delegar decisiones en la inteligencia artificial, quizá habríamos resuelto otra cosa. Somos, en cierto modo, marionetas del algoritmo, aunque no necesariamente de la manera que imaginamos. Pero quienes manejan los hilos no están hechos de silicio, sino de carne y hueso.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el nuevo orden global se conformó sobre todo en respuesta al Holocausto. Ese fue el acontecimiento de referencia de la atrocidad y, en el imaginario occidental, el genocidio por excelencia. Su memoria orienta gran parte de nuestro pensamiento y, fundamentalmente, constituye la justificación básica del derecho de Israel a establecerse como Estado y defenderse. Pero en muchas partes del mundo, asoladas por otros conflictos y experiencias de masacres masivas, el Holocausto no es tan singular, incluso cuando su espantosa atrocidad sí lo sea. Porque fuera de Occidente, sostiene Pankaj Mishra, la historia dominante del siglo XX no es el Holocausto sino la descolonización.