La poesía de Josanny Moní revela una conciencia juvenil respondiendo, más que interrogando, en el umbral de muchos siglos. Y puede ser de este modo porque el poeta, mujer u hombre, está provisto de cierta atemporalidad, de cierta capacidad de perforar muros, convenciones. Los versos de Josanny se redondean donde amor y dolor se funden, o confunden, y los sentidos se prolongan como raíces, se explayan como nubes de tormenta o de amparo, exuberante como bosques en los que todo germina una y otra vez. Me encantan esas imágenes rotundas de nostalgia que se anticipa, de canto rebelado, en varios de tus poemas. Estallan como rocas translúcidas en la oscuridad oceánica.
Mónica entrena perros para la Policía Nacional, aunque siempre ha querido ser detective, y debe lidiar con una madre que llama permanentemente su atención. A raíz de la extraña muerte del paseador de perros del barrio, se encargará de investigar qué sucedió recuperando el contacto con su grupo de amigas de la infancia, ya que sospecha que sus madres ocultan algo. Se hacían llamar «las malas hijas» porque no consiguen sentirse lo suficientemente buenas: una actúa como madre de su propia madre; otra se sintió abandonada por su progenitora; otra nunca ha escuchado que esté orgullosa de ella...
Ricardo III fue un rey cruel que asesinó a sus sobrinos en la Torre de Londres para asegurarse el trono de Inglaterra… o eso nos han hecho creer.Postrado en una cama de hospital y soberanamente aburrido, elinspector Alan Grant de Scotland Yard se obsesiona con un retrato delmonarca que, a sus ojos de fisonomista, no cuadra con su reputación de monstruo. Ayudado por un joven investigador del Museo Británico,intentará descubrir quién fue en realidad Ricardo III y qué hay decierto en la historia de los príncipes de la Torre.La hija del tiempo fue declarada por la Asociación de Escritores deNovela Negra del Reino Unido la mejor novela de misterio de todos lostiempos. En ella, Josephine Tey analiza cómo se construye la historiaa partir de hechos, pero también de testimonios sin pruebas fidedignas que los respalden. Una obra soberbia y original que, en la época delas fake news, cobra una nueva vigencia.
Cuando la Tate Modern descubre que el hueso utilizado en una de las esculturas más famosas de la célebre y ya fallecida artista Vanessa Chapman es humano y no pertenece a un animal, como se creía, todas las miradas se centran en ella y en la misteriosa desaparición de su marido, Julian.
Temiendo la posible devaluación de la obra de la artista, Douglas Lennox, director de la Fundación Fairburn, envía al conservador James Becker a la remota isla escocesa en la que Vanessa vivía para investigar qué oculta el macabro hallazgo. Pero lo que parecía una empresa fácil pronto se convierte en algo mucho más oscuro, mucho más peligroso y mucho más imprevisible que puede poner en peligro su propia vida.
Tenerife, islas Canarias, 1940. Tamara lleva media vida al servicio de los Finley, una familia de origen británico afincada en la isla que dirige un hotel de lujo y una hacienda platanera. Un mes después de la extraña desaparición de su padre, la joven criada recibe en la hacienda a una huésped muy especial, Erika Hoffmann, antropóloga alemana de prestigio a la que debe asistir durante su estancia. Lo desconcertante son los motivos secretos que han llevado a esta mujer a Canarias, pero, sobre todo, que la científica se aloja en la Casa Amarilla, una pequeña vivienda atrapada entre las fincas de la hacienda que lleva años cerrada y a la que los empleados tienen prohibida la entrada. Para Tamara es un lugar maldito, pues su padre le contó todo tipo de historias sobre ese sitio. Y las leyendas parecen ser ciertas. A partir de este momento, las vidas de Tamara y de Erika cambiarán para siempre.
Una idea recorre la historia de Rusia y atraviesa los siglos para llegar hasta nosotros, desde Dostoievski hasta Putin: la idea de la excepcionalidad rusa, de un imperio que no es ni Occidente ni Oriente y que, por tanto, puede conectar ambos mundos en nombre de su peculiar fuerza moral y espiritual. A través de un ágil recorrido histórico, Bengt Jangfeldt muestra cómo, formulada hace unos dos siglos, en tiempos de Nicolás I, la idea de que Rusia constituye por sí misma una civilización autónoma ha ido reapareciendo «con tal fuerza que, con el apodo de patriotismo, ha llegado a remplazar al comunismo como ideología de Estado». Jangfeldt ofrece aquí un análisis indispensable para comprender verdaderamente lo que está en juego en la «tierra fronteriza» llamada Ucrania.