Me llamo Nina Chou y he decidido vivir mi vida, no la que quieren los demás.
Llevo un tiempo sintiendo que debo encontrarme a mí misma en lugar de hacer lo que mi familia espera que haga. Por eso interpreto el papel de buena hija… Todos creen que ayudo a mi hermana en la peluquería cuando no estoy trabajando en el restaurante chino de mis padres.
En realidad, estoy cursando Química en la universidad y, además, en mi tiempo libre, digamos que también estudio la reacción del amor. Y ahí es donde entra Rubén, un matemático friki del que me he colgado y que me hará entender, en la complicada ecuación que supone mi día a día, lo mejor y lo peor de nuestras culturas.
Nina Chou es una joven de origen chino que vive en Usera junto a sus padres. Su hermana Fang está felizmente casada con un joven médico chino y tiene una peluquería. Nina trabaja por las noches en el restaurante chino que regentan sus padres, que no ven el momento de que se case y le organizan un sinfín de citas a ciegas. Pero durante el día, y sin que ellos lo sepan, Nina estudia química en la universidad. Cuando un día, al doblar una esquina, se choca de frente con un apuesto joven, Rubén, el amor se instalará en sus vidas. ¿Podrán superar las barreras raciales y culturales? ¿Aceptará la estirada madre de él a una muchacha china como ella? ¿Aceptará la madre de ella a un occidental que además es su profesor de matemáticas? ¿Conseguirá Nina cumplir sus sueños y alcanzar sus metas sin defraudar a sus padres?
¿Puede una mentirijilla granjearnos una segunda oportunidad?
La vida caótica de Layla se transformó cuando conoció a Ian Barnett. Él, ambicioso, comprometido y juicioso, resultó ser el hombre de sus sueños, y ella sabe que el sentimiento es recíproco. Por eso, cuando Ian rompe de pronto con ella, Layla se queda de piedra. ¿Qué ha pasado?
Pero entonces Layla recibe una llamada del hospital. Ian ha tenido un accidente con la bici. Está bien, pero necesita que alguien, su alguien, lo lleve a casa. A medida que va quedando claro que Ian no recuerda la ruptura, se pone de manifiesto también que el accidente le ha hecho replantearse la vida... y darle a Layla una oportunidad de arreglar lo suyo.
Hasta que llega a la ciudad el hermano pequeño de Ian, claro. Matt es inquieto, impredecible y amenaza con destrozar el equilibrio de pareja que tanto les ha costado reconstruir a Layla e Ian. Todo se va complicando, en casa y en el trabajo, y Layla comprende por fin que quizá pierda la ocasión de vivir el amor de verdad, y ser feliz, si no pone sobre la mesa las mentiras que les ha estado contando a Ian, a Matt, a su familia y, sobre todo, las que se ha estado contando a sí misma.
Una divertida comedia romántica en la que veremos que nuestros miedos y nuestras inseguridades, en ocasiones, pueden complicarnos demasiado la vida.
¿Qué harías si a tu mejor amiga la deja su novio por otra «amiga»? Yo solo concibo una idea, una que tiene voz propia y que retumba sin cesar en mi cabeza: ¡venganza!
Y así es como comienza todo. No es que se me haya ocurrido una idea de lo más absurda, no, no, para nada. Tampoco es que me hayan pillado cometiendo el delito. Ni por asomo ha sido de esa forma. Negaré haber estado en esa granja, haber robado esa sustancia cuyo nombre no quieres saber, y, por supuesto, nunca admitiré que me haya pillado un poli… ¡Y qué poli!
Puede que sí reconozca que ese chico (¡ese chico!) me tiene loca; bueno, tú ya me entiendes, ¿no? Y tampoco creo que esté mal que os adelante que llevo toda la vida pillada por él. Ah, y que es el mejor amigo de mi hermano. Y que mi hermano es, bueno…, es como es.
Me llamo Becca y soy especialista en meterme en líos, vestirme de plátano, asaltar granjas, y me van los amores imposibles. Con estos precedentes, ¿qué es lo peor que podría pasar? ¿Que él también se enamore de mí? ¿Que yo acabe en la cárcel? ¿Que me coma una vaca? O quizá… quizá pueda suceder de todo.