Sookie Stackhouse es una camarera de cócteles de poca monta en un pequeño pueblo de Luisiana, un lugar tranquilo donde casi nada pasa... excepto el tiempo. Es tranquila y tiende a ocuparse de sus propios asuntos, excepto cuando se trata de su "tara". Y es que no es fácil tener poderes telepáticos y enterarse de todos los secretos que la gente esconde.
Por eso, cuando Bill Compton entra por primera vez en el bar en el que trabaja, Sookie no puede dejar de mirarlo. Es alto, moreno, guapo... y ella no puede escuchar una sola palabra de lo que está pensando. Pero Bill tiene su propia tara: es un vampiro, uno con mala reputación. Y cuando una serie de asesinatos golpea su ciudad, Sookie comienza a preguntarse si tener un vampiro por novio es una buena idea...
En estas páginas nace, vive y muere (al menos por el momento) el fotógrafo Castellón, uno de los personajes más atractivos y enigmáticos de la literatura hispanoamericana reciente. Una novela del ganador del Premio Cervantes 2017. El lector verá a través del ojo de su cámara la falsificación alucinante de nuestras nacionalidades, la fantasía derrotada de los ideales y las utopías, la más persistente de ellas el canal por Nicaragua, y la convocatoria del genio y la miseria en diversos escenarios, desde el puerto de Greytown en Nicaragua, con sus palacios de mármol en medio de la selva, al ghetto de Varsovia y al monasterio de la Cartuja en Mallorca. El mercenario Walker, el rey mosco, la reina Victoria, Napoleón el pequeño, el Archiduque Luis Salvador y su extravagante cortejo, Flaubert, Turguéniev y George Sand, sin olvidar a Chopin, se dan cita aquí, junto con la pluma envidiosa del escandaloso Vargas Vila y la prosa florida de Rubén Darío
«Pasaron el tiempo y una multitud de cosas, tantas que ahora forman un torbellino. Estoy aquí solo, la sombra del cuerpo se ha ido alargando, a la vez que vuelven a mí mechas sueltas de aquellos tiempos».
Un hombre regresa, después de mucho tiempo, a su lugar de origen y, apostado en un punto desde el que puede ver todos aquellos sitios que marcaron su vida -su hogar, la escuela, donde jugaba con sus amigos, donde experimentó el dolor, la violencia, el miedo y el odio-, recuerda su infancia y esa frontera vital que es el paso a la adolescencia.
Mil doscientos pasos es la distancia exacta que separa a este hombre de la casa familiar en esta historia de iniciación, de amistad, de descubrimiento de la vida y también de la maldad, de secretos no confesados por el temor a las consecuencias. Esta novela es el relato emocionante de un momento crítico de nuestro pasado: los años duros y oscuros de la posguerra.