Leah está rota. Leah ya no pinta. Leah es un espejismo desde el accidente que se llevó a sus padres.
Axel es el mejor amigo de su hermano mayor y, cuando accede a acogerla en su casa durante unos meses, quiere ayudarla a encontrar y unir los pedazos de la chica llena de color que un día fue. Pero no sabe que ella siempre ha estado enamorada de él, a pesar de que sean casi familia, ni de que toda su vida está a punto de cambiar.
Porque ella está prohibida, pero le despierta la piel.
Porque es el mar, noches estrelladas y vinilos de los Beatles.
Porque a veces basta un «deja que ocurra» para tenerlo todo.
Pensilvania, 1979. Llega un extraño a una gasolinera para repostar. Conduce un Buick modelo 1954 pero en perfecto estado. El conductor va al baño y nunca reaparece. La policía se hace cargo del coche, que ahora no funciona, y lo guarda en una nave detrás de la comisaría. Y aquí empieza una historia escalofriante, la historia de un coche perverso y malicioso, con vida propia.
Durante toda su vida Cujo fue un buen perro,un San Bernardo grandote, pacífico, juguetón y amante de los niños. Realmente se trataba de un perro bueno y feliz. feliz hasta que le sucedió algo, y el cerebro de perro de cujo se cubrió de una de esas oscuridades que se alimentan de sangre. Ahora, se ha convertido en un perro asesino; doblemente cruel por cuanto la gente no conoce su mutación y aún le ve en su interior bondad. Heraldo de un pequeño apocalipsis, Cujo desencadenará sobre un pueblo modélico un huracán de pánico y muerte.
La zona muerta es una de las mejores y más espeluznantes obras de Stephen King.
A John Smith le horrorizó descubrir que había pasado más de cuatro años en coma. Pero le horrorizó aún más descubrir que podía conocer las cosas por anticipado. Él sabía que aquel hombre perverso iba a convertirse en presidente de Estados Unidos e iba a destruir el mundo. Y por eso tenía que matarlo...
La felicidad ¿es un estado o una búsqueda? Esta obra afirma que lo segundo: el ser humano se debe mostrar activo en la eliminación de las trabas al despliegue de la felicidad, comenzando por eliminar esas pasiones egocéntricas que son la envidia, el miedo o la conciencia de pecado, que invitan a sentirse parte de la corriente de la vida...
Elisabeth Kübler-Ross supo desde muy joven que su misión era aliviar el sufrimiento humano. Y ese compromiso la llevó al cuidado de enfermos terminales. Mucho fue lo que aprendió de esta experiencia: vio que los niños dejaban este mundo confiados y serenos; observó que algunos adultos partían, después de superar la negación y el miedo, sintiéndose liberados, mientras que otros se aferraban a la vida sólo porque todavía les quedaba una tarea por concluir, pero todos hallaban consuelo en la expresión de sus sentimientos y en el amor incondicional de quien les prestaba oído. LA RUEDA DE LA VIDA es un libro tan singular como su misma autora, una mujer que creía en el poder de un amor incondicional capaz de guiarnos cuando abandonemos la tierra en busca del hogar definitivo: un remanso de paz y de amor.