A veces te escapas por las grietas: circunstancias imprevistas como una enfermedad repentina, la muerte de un ser querido, una ruptura o la pérdida del trabajo pueden descarrilar una vida. Estos períodos de dislocación pueden ser solitarios e inesperados. Para May, su esposo se enfermó, su hijo dejó de asistir a la escuela y sus propios problemas médicos la llevaron a dejar un trabajo exigente. Invernando explora cómo ella no solo soportó este doloroso momento, sino que aprovechó las oportunidades singulares que le ofrecía.
Una conmovedora narración personal repleta de lecciones de la literatura, la mitología y el mundo natural, la historia de May ofrece instrucción sobre el poder transformador del descanso y el retiro. La iluminación surge de muchas fuentes: las celebraciones del solsticio y la hibernación del lirón, C.S. Lewis y Sylvia Plath, nadando en aguas heladas y navegando por los mares árticos.
En última instancia, Invernando nos invita a cambiar la forma en que nos relacionamos con nuestros propios tiempos de barbecho. May modela una aceptación activa de la tristeza y encuentra alimento en un retiro profundo, alegría en la belleza silenciosa del invierno y estímulo para entender la vida como cíclica, no lineal. May, un místico secular, forma una filosofía rectora para transformar las dificultades que surgen antes del inicio de una nueva temporada.
La verdad sobre la enigmática personalidad de Devlin Saint ha salido a la luz, y al mismo tiempo él ha conseguido derribar todas las barreras que Ellie Holmes había construido a su alrededor. El futuro se abre esperanzador para la pareja, que comienza a confiar el uno en el otro. Sin embargo, ahora que la identidad de Devlin Saint se ha revelado, aparecen antiguos enemigos ávidos de venganza. Y mientras él se promete que lo único importante es mantener a Ellie a salvo, ella sabe que deberá dar un último paso para demostrar a todos que solo existe un final que merezca la pena.
La última novela de George March es un gran éxito, y nadie se enorgullece tanto de ello como su devota esposa, la señora March, que lleva una vida exquisitamente ordenada en el Upper East Side. Una mañana cualquiera, mientras se dispone a comprar el pan de aceitunas en su pastelería favorita, la dependienta insinúa que la protagonista del nuevo libro de George parece inspirada en ella. Este comentario casual le arrebata la certeza de saberlo todo sobre su marido —y sobre ella misma—. Así empieza un viaje alucinado y alucinante que puede desvelar un asesinato y secretos sepultados durante demasiado tiempo.
Hay recuerdos que pueden ser mortales.
Scarlett no recuerda nada de cuando era pequeña: una extraña amnesia mantiene oculta su más temprana infancia. Hasta que un accidente provoca que empiece a recuperar retazos dispersos de su memoria, desencadenando una serie de revelaciones oscuras. Todos estos años su familia le ha ocultado una verdad desgarradora... una verdad que es letal.
Un pueblo llamado Paradise, una casa en el lago y un montón de canciones convertidas en constelaciones. Hannah está a punto de descubrir que no puede elegir no enamorarse.
Hannah no quiere saber nada de Luke, su novio el último verano que pasó en Paradise, ni de Jamie, su estúpido mejor amigo, ni de Joy Ann, la antigua jefa de las animadoras, ni de Jennifer, Zoe, Joey o Teagan, los populares cuando todos estaban en el instituto.
Pero Avery va a casarse con uno de ellos y Hannah haría cualquier cosa por su mejor amiga. Además, Avery ha utilizado la carta de la amistad. Doble motivo para quedarse en Paradise atrapada con ellos en la maldita casa del lago.
No hay mejor desafío para la astuta Miss Marple que un crimen aparentemente imposible de resolver.
Leyendo el periódico, actividad a la que Miss Marple se entrega cada día con placer, la anciana topa con la necrológica de Jason Rafiel, un millonario al que había conocido un año antes durante uno de sus viajes. Unos días más tarde, el abogado de Mr. Rafiel le entrega una carta que el acaudalado conocido había dictado antes de morir. En ella le comunica a Miss Marple que, si consigue resolver un crimen, recibirá la notable cantidad de 20.000 libras. Aunque el reto es enorme, pues la carta no especifica ni quién es la víctima, ni dónde ni cuándo tuvo lugar el fatal suceso, Jane Marple no tarda en aceptar el desafío e iniciar sus pesquisas.