Siria arde en llamas. Asediado por las protestas populares en las calles, el sanguinario dictador Bachar el Asad responde con una violencia cada vez mayor, que incluye, se sospecha, el uso de armas químicas.
La CIA manda a su agente Sam Joseph a París con la misión de reclutar a la funcionaria Mariam Haddad, una siria que forma parte del círculo íntimo del dictador. Pronto, Sam y Mariam se encuentran en Damasco para dar con el responsable de la desaparición de un espía estadounidense, compartiendo mucho más que información privilegiada y poniendo en peligro la misión y sus vidas.
En un mundo donde la libertad está controlada, ¿hasta dónde serías capaz de llegar para recuperarla?
Alice nunca ha salido al mundo.
Su cena es a las nueve en punto, su sueño dura exactamente ocho horas, jamás tiene una sola arruga en la ropa, parpadea 86400 veces al día, respira 30000 veces al día, únicamente habla cuando le preguntan, jamás ha levantado la voz y, lo más importante, jamás se ha preguntado qué pasaría si todo cambiara. Pero ¿y si eso ocurriera?
En un mundo donde la libertad está controlada, ¿hasta dónde serías capaz de llegar para recuperarla? ¿Hasta dónde serías capaz de llegar para sobrevivir?
Deseada, buscada, provocada, inadvertida, la soledad puede adoptar muchas formas, pero en la mayoría de casos es una situación que nos da miedo, nos genera rechazo y tratamos de evitar a toda costa. En el mundo actual y especialmente a partir de una cierta edad, parece que la soledad se entiende como un fracaso: estar soltero, divorciado o separado es algo que debe superarse a toda costa. Sin embargo, saber estar solo es en realidad un signo de madurez, de autonomía, de riqueza personal.
A solas es una oda a la vulnerabilidad, al atrevimiento, a no dejarse vencer. Silvia Congost, una de las psicólogas más conocidas de nuestro país, rompe en este libro, lleno de reflexiones y consejos, con las ideas preconcebidas sobre no tener pareja y nos invita a perderle miedo al monstruo de la soledad desde su propia experiencia. A quedarnos en silencio escuchando nuestro cuerpo, conectando con los latidos de nuestro corazón, con el ruido de nuestra respiración u observando la forma y el contenido de nuestros pensamientos.