Madrid, actualidad. Ana García-Brest, experta en arte, recibe la llamada de Martin, el joven y misterioso buscador de tesoros a quien conoció fugazmente durante la búsqueda de El Astrólogo en La Tabla Esmeralda. Han asesinado a un magnate italiano y un poderoso tesoro está en peligro: el Medallón de Hiram, una reliquia mágica que perteneció al arquitecto del templo de Salomón. Nadie conoce el paradero exacto de la pieza y Martin necesita la ayuda de Ana para encontrarla. Ambos emprenderán una trepidante búsqueda por toda Europa enfrentándose a infinidad de peligros, pues muy pronto descubrirán que ellos no son los únicos que desean hacerse con la reliquia.
Berlín, 1945. En los estertores de la Segunda Guerra Mundial, los destinos de cuatro personas están a punto de cruzarse con consecuencias imprevistas para el Medallón de Hiram: un sanguinario nazi que rastrea un Berlín en ruinas con la obsesión de hacerse con el medallón; un joven español, estudiante de arquitectura, que se ve envuelto en una intriga insospechada; un ingeniero alemán que está en el punto de mira del servicio de inteligencia ruso, y una francotiradora del ejército soviético que guarda un importante secreto.
Detrás de las altas paredes perimetrales, más allá de los portones reforzados por barreras y flanqueados por garitas de vigilancia, se encuentra Altos de la Cascada. Afuera, la ruta, la barriada popular de Santa María de los Tigrecitos, la autopista, la ciudad, el resto del mundo.
En Altos de la Cascada viven familias que llevan un mismo estilo de vida y que quieren mantenerlo cueste lo que cueste. Allí, en el country, un grupo de amigos se reúne semanalmente lejos de las miradas de sus hijos, sus empleadas domésticas y sus esposas, quienes, excluidas del encuentro varonil, se autodenominan, bromeando, "las viudas de los jueves". Pero una noche la rutina se quiebra y ese hecho permite descubrir, en un país que se desmorona, el lado oscuro de una vida "perfecta".
«¡Haz una cosa que te asuste al menos una vez al día!»
Estas son las palabras que Sole encuentra en la carta que Stella, su mejor amiga, le escribió justo antes de irse a París, inmediatamente después de la única pelea de sus vidas y pocos días antes de morir en un atentado.
Devastada por la pérdida, Sole decide aceptar el regalo que Stella le dejó junto con la carta: un salto en paracaídas, (a ella, que odia volar y tiene terror a las alturas). Siguiendo su consejo, durante cien días, Sole tratará de vencer todos sus miedos: desde subirse a una montaña rusa, hasta viajar sola a París o atravesar un bosque por la noche bajo un cielo estrellado, o besar al hombre amado. Porque, tal como decía Stella, para vencer el miedo, no hay nada como hacer exactamente lo que temes. También en el amor.
Rosanna Menici es muy joven cuando conoce a Roberto Rossini, el hombre que le cambiará la vida. En los años siguientes, sus destinos se verán entrelazados por sus extraordinarios talentos como cantantes de ópera y también por su incombustible pero obsesivo amor, un amor que acabará afectando las vidas de todos los que los rodean. Porque, como Rosanna descubrirá poco a poco, su unión está marcada por terribles secretos del pasado...
En muy poco tiempo, Sookie ha tenido que enfrentarse al peligro de la mano de vampiros, cambiaformas y otras criaturas míticas. Y sin embargo, lo que más le preocupa es la repentina desaparición de su novio: Bill se ha marchado sin razón aparente a Jackson, Misisipi, pero ya estaba distante de antes...
Animada por Eric, el siniestro (pero muy atractivo) jefe de Bill, Sookie decide ir en su busca. Y para ello tendrá que mezclarse con mundo sobrenatural en El Club de los Muertos, una secreta y elitista sociedad vampírica. Sin embargo, cuando finalmente encuentra a Bill, tambien descubre su traición. Y ahora no está segura de si quiere salvarlo... o comenzar a afilar algunas estacas.
Sookie Stackhouse es una camarera de cócteles de poca monta en un pequeño pueblo de Luisiana, un lugar tranquilo donde casi nada pasa... excepto el tiempo. Es tranquila y tiende a ocuparse de sus propios asuntos, excepto cuando se trata de su "tara". Y es que no es fácil tener poderes telepáticos y enterarse de todos los secretos que la gente esconde.
Por eso, cuando Bill Compton entra por primera vez en el bar en el que trabaja, Sookie no puede dejar de mirarlo. Es alto, moreno, guapo... y ella no puede escuchar una sola palabra de lo que está pensando. Pero Bill tiene su propia tara: es un vampiro, uno con mala reputación. Y cuando una serie de asesinatos golpea su ciudad, Sookie comienza a preguntarse si tener un vampiro por novio es una buena idea...