Junio de 1960. Un temporal mantiene aisladas en la idílica isla de Utakos, frente a Corfú, a nueve personas alojadas en el pequeño hotel local. Nada hace presagiar lo que está a punto de ocurrir: Edith Mander, una discreta turista inglesa, aparece muerta en el pabellón de la playa. Lo que parece un suicidio revela indicios imperceptibles para cualquiera salvo para Hopalong Basil, un actor en decadencia que en otro tiempo encarnó en la pantalla al más célebre detective de todos los tiempos. Nadie como él, acostumbrado a aplicar en el cine las habilidades deductivas de Sherlock Holmes, puede desentrañar lo que de verdad esconde ese enigma clásico de habitación cerrada. En una isla de la que nadie puede salir y a la que nadie puede llegar, inevitablemente todos se acabarán convirtiendo en sospechosos en una fascinante novela-problema donde la literatura policial se mezcla de modo asombroso con la vida.
―Haría falta un policía ―sugirió alguien―. Un detective.
―Tenemos uno ―dijo Foxá.
―Todos siguieron la dirección de su mirada.
―Eso es ridículo ―protesté―. ¿Se han vuelto locos?
―Usted fue Sherlock Holmes.
―Nadie fue Sherlock Holmes. Ese detective no existió jamás. Es una invención literaria.
―Que usted encarnó de manera admirable.
―Pero fue en el cine. Nada tuvo que ver con la vida real. Sólo soy un actor.
Me contemplaban esperanzados, y lo cierto es que yo mismo empezaba a entrar en situación, como si acabaran de encender los focos y oyese el suave rumor de una cámara rodando. Aun así decidí mantenerme silencioso, cruzados los dedos bajo el mentón. No había disfrutado tanto desde que rodé El perro de Baskerville.
Junio de 1960. Un temporal mantiene aisladas en la idílica isla de Utakos, frente a Corfú, a nueve personas alojadas en el pequeño hotel local. Nada hace presagiar lo que está a punto de ocurrir: Edith Mander, una discreta turista inglesa, aparece muerta en el pabellón de la playa. Lo que parece un suicidio revela indicios imperceptibles para cualquiera salvo para Hopalong Basil, un actor en decadencia que en otro tiempo encarnó en la pantalla al más célebre detective de todos los tiempos. Nadie como él, acostumbrado a aplicar en el cine las habilidades deductivas de Sherlock Holmes, puede desentrañar lo que de verdad esconde ese enigma clásico de habitación cerrada. En una isla de la que nadie puede salir y a la que nadie puede llegar, inevitablemente todos se acabarán convirtiendo en sospechosos en una fascinante novela-problema donde la literatura policial se mezcla de modo asombroso con la vida.
Novela histórica sobre la campaña de las Galias que narra la amistad entre un centurión romano y el preso galo Vercingétorix, cuya ejecución fue una de las más famosas en los años de gloria de Julio César.
Publio Sextio Baculo, primer centurión de la legión XII romana y héroe de la campaña de las Galias de Julio César, es relevado de su puesto tras perder varios dedos en la batalla de Atuatuca y devuelto a la capital, donde deberá custodiar el tesoro de Roma. Sin embargo, el largo historial de trifulcas que acumula desde su regreso lleva al joven magistrado de la República a cuyas órdenes responde a asignarle otra tarea: será el carcelero del líder de los galos, Vercingétorix, apresado en la batalla de Alesia.
El caudillo de los arvernos permanecerá seis años encerrado en el pozo Tuliano de la cárcel Mamertina hasta que se ordene su ejecución. Durante ese largo cautiverio se forjará entre ellos una profunda amistad basada en el respeto mutuo y los recuerdos de la guerra.
Las novelas de Massimiliano Colombo aúnan la pasión, la épica y el heroísmo propios de las grandes gestas romanas, con una brillante ambientación militar, marca de un autor que ya es referente para los apasionados del género.
Mientras los seres humanos convivan, será necesaria la política. Maquiavelo, que lo sabía por su experiencia en el gobierno de la Florencia renacentista, escribió este tratado para analizar el modo en que los gobernantes consiguen el poder y lo conservan. Con ejemplos históricos, expone una filosofía política en la que el valor de las acciones se define a partir de su eficacia, inaugurando un realismo que se aleja de las corrientes moralistas y utópicas de su época.
La vida de Cheryl Glickman está sometida a las fantasías y creencias más dispares, así como a un excéntrico sistema de reglas y rituales. Cree fervientemente en historias de amor que traspasan los siglos y tiene una estrecha relación con el alma de un recién nacido al que conoció siendo niña y que transmigra, desde entonces, del cuerpo de un bebé a otro. A sus cuarenta y poco años vive sola, y desde hace tiempo trabaja en una organización sin ánimo de lucro que realiza unos peculiares vídeos de autodefensa femenina.
El día que se ve obligada a acoger temporalmente en su piso a Clee, la hija veinteañera de sus jefes, su rutina e intimidad sufren un inesperado descalabro. Clee es distante, altiva, desdeñosa y mantiene una escasa higiene personal, además de estar enganchada al móvil y sumida siempre en una preocupante inactividad frente al televisor. Inevitablemente, Cheryl se ve arrastrada a un peligroso juego de intimidación pero, a su vez y de forma inesperada, acaba descubriendo el amor de toda una vida.
Colleen McCullough nos traslada a los primeros siglos de la civilización occidental y traza un espléndido cuadro de la Roma republicana. La historia se inicia en el año 110 a. C. con dos ambiciosos personajes, Mario y Sila, cuyo único y decidido objetivo es llegar a ser el primer hombre de Roma. El primero es un plebeyo de mediana edad, enardecido por la confianza en sus dotes y el enriquecimiento que ha logrado; el segundo, un joven y apuesto aristócrata corrompido por la pobreza familiar. Aquél, un militar disciplinado y soberbio, y éste, un desvergonzado epicúreo. Mario se casa por interés para favorecer su carrera política, y Sila, por amor. Ambos pugnan en este primer episodio por el poder y la gloria.