Aunque algunos episodios de la década de los sesenta nos parezcan irreales, no son ficticios, ocurrieron de verdad. Stephen King, que ha sido el primer escritor de la generación de la televísión que ha logrado un enorme éxito, publicó en 1974 Carrie, su primera novela, justo un año antes de la retirada de las últimas tropas estadounidenses de Vietnam. Las imágenes de aquella guerra y de las protestas en contra habían inundado las pequeñas pantallas de las casas norteamericanas durante casi diez años, dejando una huella imborrable en toda una generación. En Corazones en la Atlántida, King hipnotiza a sus lectores con una ficción profundamente inspirada en esos años, los sesenta, y explora, a lo largo de cuatro décadas, los estigmas y la herencia psicológica de la guerra de Vietnam en las personas.
Lleno de peligro, lleno de suspense y, sobre todo, lleno de sentimientos, este libro de Stephen King transportará a algunos lectores a un lugar que nunca antes han visitado y a otros, a un lugar que nunca podrán abandonar del todo...
Pocos meses después de su viaje de novios y sin aún haber podido, o querido, adaptarse a su cambio de estado, Juan Ranz se entera casi sin querer de que Teresa, la primera mujer de su padre, se quitó la vida al regreso de su propia luna de miel. Sólo una persona conoce el porqué y ha guardado durante años ese oscuro secreto. A partir de ese momento, el narrador sentirá un creciente malestar, «presentimiento de desastre» respecto a su recién inaugurado matrimonio.
A lo largo de los días convivimos con nosotros mismos pero también con muchas personas diferentes.
Tras una pandemia y un confinamiento que nos han impedido encontrarnos con los compañeros en el trabajo y con los amigos en los ratos de ocio, que nos ha obligado a pasar todas las horas del día con los de casa y a no ver al resto de la familia durante meses, y, en muchos casos, a la soledad, es el momento de reflexionar, de la mano de la reconocida psicóloga Laura Rojas-Marcos, acerca de cómo nos relacionamos con los demás para así aprender a hacerlo de forma saludable.
Tras recitar sus poemas en una velada literaria en Dublín, Frances y Bobbi conocen a Melissa, una atractiva escritora que quiere publicar un reportaje sobre ellas. Estas dos universitarias que en el pasado fueron pareja se verán atraídas hacia ella y su marido Nick: un matrimonio acomodado que se acerca a la cuarentena y con el que terminarán formando un complejo ménage à quatre.
Ambientada en la bohemia artística irlandesa, esta historia de amores libres y relaciones ambiguas ofrece un retrato honesto de una generación que rechaza las etiquetas impuestas.
Entre presentaciones de libros, estrenos teatrales y vacaciones en la Bretaña francesa, las conversaciones de los personajes convierten el debut de Sally Rooney en una novela de ideas marcada por unos diálogos ocurrentes y un hábil sentido del humor. La autora indaga en las delicadas crueldades de la interacción humana en una obra inteligente sobre la amistad, el deseo y los celos.
Mientras sus personajes descubren el poder que tienen sobre los otros, Rooney articula una adictiva historia sobre el funcionamiento de la inocencia, el impacto de la infidelidad y el espejismo del libre albedrío.
Conversaciones entre amigos ha situado a Rooney como una de las voces más prometedoras de su generación. Una obra aguda y reveladora que es a la vez una novela de iniciación, una comedia sobre el amor y un alegato feminista.
Neale Donald Walsch prosigue su enriquecedora experiencia en forma de penetrantes diálogos que no desafían a ampliar nuestra perspectiva, a reconstruir nuestro mundo, nuestra sociedad y a nosotros mismos. Este segundo volumen de la trilogía es un libro para comprometerse, una invitación a la meditación diaria, un mensaje de optimismo.
Había llegado al límite de su resistencia. Se encontraba en ese momento en que el dolor-el peor dolor, el que produce la soledad de espíritu- amenazaba con desbordar y convertirse en la más insondable desesperación. ¿Qué mejor prueba podía tener de la inexistencia de Dios que su insensato sufrimiento? Aunque si existiera y fuese Dios de bondad, ¿no podría, en su soledad, reclamarle como interlocutor? Este último gesto de esperanza obró el milagro.