La Semana Santa es el telón de fondo para el «duelo al sol» entre dos personajes con poderosos demonios interiores: una sargento de la Guardia Civil y un oficial estadounidense, veterano de la guerra de Afganistán.
Marzo de 2016. Morón de la Frontera. La vida de un apacible pueblo de la Sierra Sur de Sevilla cambia para siempre durante las celebraciones de Semana Santa. En diferentes procesiones, las cuadrillas de costaleros sufren extraños ataques de pánico, delirios y desfallecimientos que llenan de estupor a la población. Por si fuera poco, la desaparición de Álex, un niño de siete años, al día siguiente de encontrarse el cadáver de un misterioso vecino de la localidad, complica aún más la situación. Aunque todo parece indicar que los incidentes están relacionados, las motivaciones no están claras, y aún menos cuando se descubre que gran parte de los sucesos podrían estar vinculados con la base militar norteamericana de Morón.
Tanto en nuestra vida profesional como en la social o familiar, todos nosotros tenemos constante necesidad de relacionarnos con otras personas. Unas relaciones que a veces se convierten en una tortura: cuando sentimos que manipulan nuestra voluntad para plegarla a sus proyectos... y, aun sabiéndolo, somos incapaces de negarnos. A partir de técnicas conductistas, Cuando digo no, me siento culpable ofrece un método fácil y de excelentes resultados para afirmar los propios derechos y aspiraciones sin necesidad de manipular los ajenos, y sin tener las frustrantes reacciones defensivas que, a veces con incomodidad, experimentamos.
Un retrato directo de las inquietudes, ilusiones y desilusiones de los que vivieron y participaron en la Transición española.
Rosa Montero retrata con audacia la historia de Ana, quien deberá cumplir con las exigencias de su trabajo como re-dactora en una revista, cuidar de su hijo y navegar por la noctámbula vida del convulso Madrid de finales de los setenta. Crónica del desamores la primera novela de la autora y una obra clave para entender las inquietudes de una generación que se sentía a la vez poderosa y desorientada y aún no sabía manejar su libertad sin herirse.
«-Anda,niña: dinos quién fue. Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certerom como a una mariposa cuya sentencia estaba escrita desde siempre.-»
En 1942, Lawrence Pritchard Waterhouse, genio matemático y capitán de la marina estadounidense, colabora con Alan Turing y especialistas de Betchely Park en la tarea de descifrar los códigos secretos de las potencias del Eje.
Sesenta años más tarde, la empresa de su nieto y brillante criptohacker, Randy Waterhouse, proyecta crear la Cripta, un paraíso de datos y el mayor exponente de la libertad informática.
Al final, ni siquiera Wagner o el «oro del Rhin» han de resultar ajenos a la plural y camaleónica trama de Criptonomicón, un tour de force narrativo incomparable, desmesurado y sorpréndete. Un hito en la narrativa moderna, con una atrevida mezcla de géneros: ciencia ficción, ucronía y thriller, entre otros, que componen una novela llena de humor e ironía.
Una atrevida, amena e irónica mezcla de ciencia ficción, ucronía y thriller.
El genio matemático Lawrence Pritchard Waterhouse colabora en 1942 con Alan Turing y especialistas británicos de Betchely Park para descifrar los códigos secretos de las potencias del Eje.
Sesenta años más tarde, la empresa de Randy, su nieto y brillante criptohacker, proyecta crear un paraíso de datos y exponente de la libertad informática: la Cripta.
Criptonomicón se traslada al escenario bélico del Pacífico para plasmar las aventuras del marine Shaftoe en busca de MacArthur, así como las de Lawrence, con su imaginativo tratamiento matemático de la cualidad y efectos de las eyaculaciones, y las de un Randy enfrentado a las mafias de la política, la tecnología y las finanzas.