La ciudad y los perros no es sólo un ataque contra la crueldad ejercida a un grupo de jóvenes alumnos del Colegio Militar Leoncio Prado, sino también una crítica frontal al concepto erróneo de la virilidad, de sus funciones y de las consecuencias de una educación castrense malentendida. Aunada a la brutalidad propia de la vida militar, a lo largo de las páginas de esta extraordinaria novela, la vehemencia y la pasión de la juventud se desbocan hasta llegar a una furia, una rabia y un fanatismo que anulan toda sensibilidad.
Año 1284. Cae la noche en una de las ciudades medievales más bellas del mundo. Poderosas montañas y murallas inexpugnables la protegen de los reinos que la rodean y codician.
¿Te atreves a caminar por sus estrechas calles, por sus empinadas cuestas y sus asombrosos rincones?
Empieza a oscurecer. Sientes frío. Escuchas los rumores acerca de las inexplicables muertes que se están sucediendo. De los secretos que esconden los gremios. De la peligrosa mujer encerrada en las mazmorras.
Las puertas se cerrarán pronto. Corre. Una noche más, nadie podrá escapar de la ciudad.
Un libro para comprender los conceptos fundamentales de la realidad económica.
No cabe duda de que vivimos en un mundo regido por los fenómenos económicos: el paro, la inflación, la política fiscal, el precio del dinero, los mercados, los tipos de interés, la política monetaria, el papel del Estado, la distribución mundial de la renta o la naturaleza de las leyes del mercado. Esos fenómenos afectan y condicionan nuestras vidas todos los días del año. Y, sin embargo, no conocemos bien los mecanismos de la economía, que nos parecen cosa de sesudos especialistas.
Pero, ¿por qué nos asusta la ciencia económica? ¡Si es muy fácil! Se trata de aplicar el sentido común y huir de los tópicos. Muchos de los términos de la economía, en apariencia técnicos, que manejan economistas y políticos, no se dirigen tanto a nuestro entendimiento como a nuestras emociones.
Alfredo Pastor consigue con este libro que, casi sin darnos cuenta, dominemos para siempre los principios básicos de una materia que todos construimos sin cesar: esa ciencia (en realidad humilde) que está o debería estar al servicio del ciudadano, y no al revés.