La estudiante de Arte y aprendiz de monstruos, Karou, tiene por fin las respuestas a las preguntas que se lleva haciendo desde niña: por fin sabe quién es y, sobre todo, qué es. Pero junto a esta verdad, ha conocido otra mucho más dolorosa: el ser al que ama es su peor enemigo, responsable de la traición más terrible y del dolor de todo un mundo.
En estasegunda parte de la mundialmente aclamada Hija de humo y hueso, Karou deberá decidir hasta dónde es capaz de llegar para defender a su pueblo. Llena de dolor y belleza, secretos y decisiones imposibles, Días de sangre y resplandor encuentra a Karou y Akiva en dos bandos enfrentados cuando una antigua guerra vuelve a desatarse.
Mientras Karou y sus compañeros construyen un ejército monstruoso en un mundo de polvo y resplandor, Akiva lleva a cabo otro tipo de batalla, la de su redención, la búsqueda de esperanza. Pero ¿puede la esperanza escapar de las cenizas de un sueño roto?
** Aterrizó en el número de la lista de más vendidos del New York Times nada más salir a la calle.
Cansado de vivir en un mundo en el que no encuentra su lugar, el millonario Andrew Blake decide dar un giro radical a su vida: deja su Londres natal y se marcha al campo en Francia… ¡A trabajar como mayordomo! Pero cuando llega a Beauvillier, nada sale como tenía previsto. Las relaciones entre los particulares habitantes de la mansión están llenas de malentendidos y situaciones absurdas, así que Andrew no tiene otra opción que intentar poner orden en esta caótica casa y hacerse amigo de Méphisto.
Una novela llena de charme, personajes inolvidables y humor, mucho humor.
También yo quería entrar en el mundo real, y por un momento lo logré. Los dos caballos salvajes que estaban frente al Chevrolet Avalanche se pusieron a girar como en un carrusel, y con ellos el de Cornelie, el caballo negro de Franquito y otros caballos que formaban parte de mi pasado. Pensé -solo por un momento, ya lo he dicho- que aquella era la imagen de mi vida, y que me sería fácil poner junto a los caballos, o en su lugar, criaturas humanas: la mujer que leía Reader's Digest, el hombre que en el hospital se sentía enjaulado como un mono, José Francisco, Didi, Adrián, L., yo mismo, Ángela, Izaskun, Sara... Una vuelta, dos vueltas, tres, cuatro, y así hasta que el carrusel se parase. Pero ¿dónde estaba el centro? ¿Dónde el eje en torno al cual giraba todo?»