En su isla natal sobre un océano verde esmeralda, la única vida que Trenza conoce es sencilla, marcada por el placer de coleccionar las tazas que traen los marineros de tierras lejanas y escuchar las historias que le cuenta su amigo Charlie. Pero cuando el padre de Charlie se lo lleva en barco para buscarle esposa y sucede una catástrofe, Trenza deberá colarse como polizona en un barco y partir en busca de la hechicera que habita en el mortífero mar de Medianoche. Sobre unos océanos de esporas repletos de piratas, ¿podrá Trenza abandonar su tranquila vida y crearse un lugar en un océano donde una sola gota puede significar la muerte instantánea?
―Haría falta un policía ―sugirió alguien―. Un detective.
―Tenemos uno ―dijo Foxá.
―Todos siguieron la dirección de su mirada.
―Eso es ridículo ―protesté―. ¿Se han vuelto locos?
―Usted fue Sherlock Holmes.
―Nadie fue Sherlock Holmes. Ese detective no existió jamás. Es una invención literaria.
―Que usted encarnó de manera admirable.
―Pero fue en el cine. Nada tuvo que ver con la vida real. Sólo soy un actor.
Me contemplaban esperanzados, y lo cierto es que yo mismo empezaba a entrar en situación, como si acabaran de encender los focos y oyese el suave rumor de una cámara rodando. Aun así decidí mantenerme silencioso, cruzados los dedos bajo el mentón. No había disfrutado tanto desde que rodé El perro de Baskerville.
Junio de 1960. Un temporal mantiene aisladas en la idílica isla de Utakos, frente a Corfú, a nueve personas alojadas en el pequeño hotel local. Nada hace presagiar lo que está a punto de ocurrir: Edith Mander, una discreta turista inglesa, aparece muerta en el pabellón de la playa. Lo que parece un suicidio revela indicios imperceptibles para cualquiera salvo para Hopalong Basil, un actor en decadencia que en otro tiempo encarnó en la pantalla al más célebre detective de todos los tiempos. Nadie como él, acostumbrado a aplicar en el cine las habilidades deductivas de Sherlock Holmes, puede desentrañar lo que de verdad esconde ese enigma clásico de habitación cerrada. En una isla de la que nadie puede salir y a la que nadie puede llegar, inevitablemente todos se acabarán convirtiendo en sospechosos en una fascinante novela-problema donde la literatura policial se mezcla de modo asombroso con la vida.
A través de sus páginas, conocemos la extraordinaria historia de Julian Mantle, un abogado de éxito que, tras sufrir un ataque al corazón, debe afrontar el gran vacío de su existencia. Inmerso en esta crisis existencial, Julian toma la radical decisión de vender todas sus pertenencias y viajar a la India. Es en un monasterio del Himalaya donde aprende las sabias y profundas lecciones de los monjes sobre la felicidad, el coraje, el equilibrio y la paz interior.
Con esta historia tan especial e inolvidable, Robin Sharma nos enseña, paso a paso, una nueva manera de enfocar la vida personal, profesional y familiar. Nos muestra lo importante que es emprender un recorrido vital con una dirección clara, con pasión y armonía interior.
La nueva voz de la novela policiaca en español, con una segunda novela tan sorprendente como la primera
Una muerte en el pueblo de San Lorenzo de El Escorial es un hecho reseñable, pero mucho más si se trata de una monja que no pertenece a las congregaciones de la zona. Con la ayuda del reticente brigada Cano, la teniende Karen Blecker deberá ahondar en el pasado de sor Lucía, una mujer enérgica que dedicó su vida a la creación y al desarrollo de una moderna planta hospitalaria. Entretanto, los dos investigadores se verán inmersos en una oscura pequisa que los conducirá desde las zonas más acomodadas de su localidad hasta los barrios periféricos del Madrid, obligándolos a revisar sus convicciones y cuestionarse la presunta rotundidad del bien.
La contravida habla de las personas que para hacer reales sus sueños de renovación y huida, concentran sus vidas, e incluso las arriesgan, en cambiar un destino que parece irreversible.
Donde quiera que se encuentren, los personajes de esta novela están permanentemente tentados por la posibilidad de una existencia alternativa que podría dar un giro a su futuro. Iluminando estas vidas en transición y guiándolas a través de paisajes familiares o ajenos está la mente del novelista Nathan Zuckerman, escéptica y envolvente. Ella calcula cuál es el precio que hay que pagar por querer moldear la historia, tanto en la consulta de un dentista de New Jersey como en un pueblo de Gloucestershire, en una iglesia del West End londinense o en un asentamiento judío de Cisjordania.
La nueva voz de la novela policiaca en español. Un inteligente y rotundo debut a la altura de los grandes del género negro.
Solo el rechinar de las cigarras perturba el apacible y familiar verano de San Lorenzo de El Escorial. Y es en plena ola de calor cuando, en el cuarto de calderas de una casa herreriana, aparece un hombre maniatado y muerto por deshidratación, con la vista fija en una botella de agua que cuelga del techo. La teniente Karen Blecker ―recién llegada a España tras trabajar casi toda su carrera para la Europol― y el particular brigada Cano deberán esclarecer la identidad de esa víctima a quien nadie parece conocer. Y los evidentes paralelismos con un crimen cometido dos décadas atrás los obligarán a escarbar en los dolorosos años de plomo del terrorismo...