De camino al trabajo, los empleados de una planta hidroeléctrica, en un profundo valle de los Pirineos, descubren el cuerpo de un caballo decapitado suspendido en la cara helada de la montaña. La investigación del macabro hallazgo se le asigna al capitán Servaz, un cuarentañero hipocondriaco siempre atento a sus instintos.
Pero ¿por qué alguien querría matar un caballo a dos mil metros de altitud? Todo indica que este es solo el principio de una larga pesadilla. Ese mismo día, una joven psiquiátra se inicia en el mundo laboral en el centro psiquiátrico de la zona. Y las dos historias tejen una atmósfera opresiva, con suspense desde la primera página, así como un viaje a los miedos más atroces del ser humano.
En su despacho, el comisario Maigret recibe una llamada de un hombre que dice estar siendo acechado por individuos que quieren matarlo. De bistró en bistró, el hombre lo llamará varias veces pidiendo protección mientras intenta despistar a sus perseguidores. Con todo, acabará muerto en la Place de la Concorde.
Maigret deberá empezar por preguntarse por qué fue a ese sitio desierto en plena noche, cuando le convenía perderse entre la multitud. ¿O acaso alguien ha movido el cadáver?
Ya jubilado de la policía judicial, Maigret acepta el encargo que le hace una anciana adinerada de investigar a título privado el sospechoso ahogamiento de su nieta, una gran nadadora con pocas posibilidades de tener un accidente.
El excomisario se desplazará a la localidad rural de Orsenne, donde vive la familia extendida de la muchacha, y reencontrará entre sus miembros a un antiguo compañero de instituto, un hombre ambicioso que oculta oscuros secretos tras su modélica vida burguesa.
Un vecino llama a la policía para advertir de que hay un joven sentado junto a la piscina de la víctima, que está llena de muñecas flotantes. El joven, Hugo, drogadicto, resulta ser el único hijo de Marianne, el gran amor de Servaz y a la que este no ve desde hace más de veinte años. Hugo parece el único sospechoso del terrible crimen pero una vez que Servaz se pone a investigar, descubre algo mucho peor: Julian Hirtmann, el perverso asesino en serie de Bajo el hielo, podría estar detrás del crimen.
Año del Señor de 1580. Sevilla vive su momento de máximo esplendor como capital del comercio entre el Nuevo y el Viejo Mundo.La Flota de Indias de Su Majestad está a punto de zarpar cuando la piel arrancada del rostro de una mujer y su cabellera pelirroja aparecen ajustadas como un disfraz macabro al mascarón de proa de la Soberbia, el buque de guerra que abre el convoy. Próxima al barrio portuario del Arenal, en una zona cercada por altos muros, se encuentra La Babilonia, el prostíbulo más cotizado de la Mancebía y donde ejerce Damiana. A pocos metros de allí está el convento de las carmelitas descalzas, donde vive en clausura sor Catalina. Ambas fueron amigas en la infancia y se verán unidas de nuevo a fin de averiguar quién cometió tan brutal asesinato y por qué. Para hacerlo pondrán en peligro sus propias vidas, pero también el secreto mejor guardado de la Corona.
Esta es la historia de un asesinato. O quizá esto no sea del todo cierto. En el fondo, es sobre todo una historia de amor. Lana Farrar es una antigua estrella de cine, un icono de la moda admirado durante años. Desde que su marido falleció, vive reclusa en su mansión de Londres. Cada año invita a sus amigos más íntimos a escapar del clima inglés y pasar la Pascua en su idílica isla griega privada, un pequeño islote de lujo azotado por un poderoso viento que los lugareños llaman «la furia».
Cuando la furia deja al grupo atrapado en la isla sin poder salir, las viejas amistades acaban sacando a flote el odio, la envidia y el deseo de venganza reprimidos durante años. Y, de repente, alguien desaparece. Así se inicia un juego de encerronas y trampas, una batalla de ingenio llena de giros y sorpresas que desemboca en un final inolvidable donde resuenan los ecos del temible The Grove, el célebre hospital psiquiátrico de La paciente silenciosa.