Ponto, 47 a.C. La guerra civil no ha terminado para Julio César. El dictador ha logrado aniquilar la amenaza de Farnaces, el rey del Ponto, y evitar la sedición en sus filas haciendo gala de su capacidad de oratoria, pero sabe que tiene que enfrentarse a sus enemigos. Así pues, da marcha a la campaña africana. Desgastado por años de guerra y luchas, a sus cincuenta y tres años teme su declive y no haber logrado la victoria definitiva. César se encomienda a Venus y gracias a la ayuda de sus lugartenientes regresa a Roma triunfante. Sin embargo, todavía sobreviven algunos adversarios… Y es en Hispania donde se desarrollará la última y dramática batalla en la que los destinos de Julio César, Tito y Quinto Labieno, Pompeo, Ortwin y Veleda quedarán escritos para siempre.
El triunfo de Julio César cierra la fascinante trilogía Dictator de uno de los mayores expertos en historia clásica del mundo, Andrea Frediani, quien recorre la vida y las gestas del mayor líder de la antigua Roma con una impecable recreación histórica.
La Semana Santa es el telón de fondo para el «duelo al sol» entre dos personajes con poderosos demonios interiores: una sargento de la Guardia Civil y un oficial estadounidense, veterano de la guerra de Afganistán.
Marzo de 2016. Morón de la Frontera. La vida de un apacible pueblo de la Sierra Sur de Sevilla cambia para siempre durante las celebraciones de Semana Santa. En diferentes procesiones, las cuadrillas de costaleros sufren extraños ataques de pánico, delirios y desfallecimientos que llenan de estupor a la población. Por si fuera poco, la desaparición de Álex, un niño de siete años, al día siguiente de encontrarse el cadáver de un misterioso vecino de la localidad, complica aún más la situación. Aunque todo parece indicar que los incidentes están relacionados, las motivaciones no están claras, y aún menos cuando se descubre que gran parte de los sucesos podrían estar vinculados con la base militar norteamericana de Morón.
La vida de Suzuki, un joven profesor de matemáticas, da un inesperado vuelco cuando su esposa muere asesinada. A partir de ese momento, Suzuki, en busca de venganza, hará lo posible por rastrear a los culpables. Lo que no espera es que en su camino se crucen tres inusuales asesinos profesionales, los mejores del gremio, y cada uno de ellos con su propia agenda.
La Ballena, rey de la dialéctica, aboca a sus objetivos al suicidio.
La Cigarra habla demasiado, pero su manejo de los cuchillos es inigualable.
El Empujón mata a sus víctimas empujándolas con suavidad al tráfico de Tokio.
Suzuki deberá enfrentarse a todos ellos si quiere encontrar la justicia que tanto desea.
Sara estudia Bellas Artes, pero cada vez le parecen menos bellas. Fran estudia Derecho, como quiere su familia, pero ni su corazón ni su vida giran en torno a ello. Bárbara actualiza sus redes sociales de manera constante y a ratitos estudia Diseño.
Los tres amigos se conocieron años atrás en una fiesta de disfraces y se creó entre ellos una bonita amistad en la que, sin saberlo, se fueron ocultando cosas.
Pero la vida, los momentos y las sensaciones les hacen ver que algo falla, y comienzan a plantearse si…
¿Será todo tan idílico como se quieren hacer creer?
¿Conseguirán sincerarse?
Y, sobre todo, ¿qué pueden perder si se cuentan la verdad?
Un despunte de robos en una residencia de estudiantes no es el tipo de delito que suele despertar el interés de Hércules Poirot. Tras repasar la lista de objetos sustraídos o vandalizados, que incluía un estetoscopio, unos viejos pantalones de franela, una caja de bombones, una mochila rajada o un anillo de diamantes encontrado en un plato de sopa; Poirot felicitó a la directora, la señora Hubbard, por presentarle un caso «único y hermoso».
La lista no tenía ningún sentido.
Pero si se trataba de un ladrón de poca monta, ¿por qué estaban todos tan asustados?, se preguntó Poirot.
¿POR QUE NO LE PREGUNTAN A EVANS?
UNA MISTERIOSA PREGUNTA PARA UNO DE LOS CASOS MÁS ENIGMÁTICOS
Durante una tranquila partida de golf, Bobby Jones desvía sin querer la pelota hacia un acantilado. Mientras la busca, encuentra a un hombre moribundo que, antes de fallecer, susurra una pregunta: «¿Por qué no le preguntan a Evans?». El juez concluye que la muerte fue accidental, pero cuando tratan de identificar a la víctima, hallan en su bolsillo la foto de una bella mujer de quien se dice que es la hermana del fallecido. Cuando se descubre que no todo encaja, Bobby comienza a plantearse que quizá lo que parecía un desgraciado accidente es en realidad un asesinato a sangre fría.