A título privado, Maigret se allega a la localidad de Givet, en la frontera franco-belga, para cumplir el encargo de ayudar a los Peeters, «los Flamencos», una familia de prósperos comerciantes. Todo el pueblo los acusa de haber matado a una muchacha francesa, pero el cadáver no aparece, y las dudas se multiplican.
El famoso comisario enfrentará en esta novela no solo una intriga, sino un drama familiar, en el que deberá sondear los silencios y los secretos de todo un clan para acabar erigiéndose en juez.
uando una carta anónima anuncia que durante la misa del Día de Difuntos se cometerá un crimen en Saint-Fiacre, el pueblo natal de Maigret en Bretaña, el comisario debe regresar a sus orígenes para evitarlo.
Al terminar la misa una feligresa ha muerto, como se había anunciado. Y Maigret, a pesar de haber estado presente y atento, no ha visto absolutamente nada que le permita saber quién o quiénes han cometido el crimen.
Con sus habituales paciencia y perspicacia, el comisario deberá internarse en los secretos de toda una comunidad, un mundo en vías de desaparición donde la pequeña noblesa local pretende dictar la ley sin miramientos ni compasión.
Lejos del ambiente brumoso y húmedo de la mayoría de los casos de Maigret, Liberty Bar nos lleva a la Costa Azul, donde el comisario llega para investigar el asesinato de un rico terrateniente australiano que había abandonado las convenciones y los deberes de su clase para darse la buena vida en compañía de un elenco de personajes variopintos reunidos en un bar de Niza.
Sin embargo, incluso en una atmósfera de vacaciones, el comisario descubriá que la naturaleza humana es oscura y, fiel a su divisa de comprender sin juzgar, revelará una tragedia doméstica de intereses cruzados.