En este volumen Elizabeth Barret Browning recogió una serie de sonetos dedicados al noviazgo que mantuvo con el señor Browning. La poeta consagró sus versos al amor y nos ofreció unas palabras cuya autenticidad aun resuena en el lector contemporáneo. Este poemario es una de las cotas más altas de la poesía inglesa moderna y condensa las contradicciones que desbordaron a la autora tras el impacto amoroso. En palabras de Carlos Pujol, «La belleza de sus versos habla por sí misma, transmite una verdad que está por encima del tiempo y que nos llega como un escalofrío inquietante en el que nos reconocemos tal como somos».
Max Borges es un director de teatro barcelonés que conduce una pequeña y excéntrica compañía. El día del estreno de Macbeth, la obra de Shakespeare, Max está al borde del colapso. Todo parece que va a salir mal en la función que debería ser su salto a la fama más sublime: las brujas son demasiado bellas, al rey Duncan se le ha roto la corona y su Macbeth huele sospechosamente a whisky escocés…
Sin embargo, como suele recordarle su inteligente asistente de dirección, Elsa Soler, el espectáculo siempre debe continuar. Sorprendentemente, el duende del teatro parece haberles rociado con su suerte y la función es un éxito absoluto, tanto que son invitados a representar la obra en el Festival Fringe de Edimburgo, el más importante del mundo. La divertida compañía pone rumbo a una aventura en una ciudad llena de magia. Será allí donde, al caer el telón, el amor y la amistad se conviertan en los verdaderos protagonistas de esta historia.
A los veintidós, Sydney tiene una vida fantástica: está enamorada de su novio Hunter y comparte piso con su mejor amiga Tori. Pero todo cambia cuando descubre que él la engaña y debe tomar una decisión. Sydney se siente fascinada por su misterioso vecino Ridge. No puede dejar de escucharlo cuando toca la guitarra desde su balcón. Mientras, Ridge ve algo en Sydney que no puede ignorar.
Tras un desengaño amoroso, Elisa está decidida a retomar las riendas de su vida e ir tachando propósitos de su lista de objetivos: seguir siendo la mejor en su empleo, casarse, formar una familia, mudarse a una bonita casa a las afueras… ¿El problema? Todavía no ha conocido al futuro padre de sus hijos. Pero ella no es de las que se rinden tras un fracaso y tiene muy claro qué tipo de hombre desea a su lado. Para empezar, uno que no se parezca en nada al abogado con el que debe competir en su trabajo, ese que está poniendo a prueba toda su paciencia.
Jack Helker es tan atractivo como borde. A pesar de su sonrisa insolente y de que es el típico hombre que debería venir con un cartel en la frente en el que pusiese «no tocar», Elisa es incapaz de ignorar el deseo que siente cada vez que él está cerca. Y, entre rocambolescas citas, Froot Loops y noches imprevistas, empezará a reconsiderar que a veces «perder el control» también tiene sus ventajas.
«Quizá la princesa no encuentre a un caballero a lomos de un corcel cuando se asome a la ventana de la torre, pero tal vez sí tropiece con un seductor chico de ojos grises el día que se atreva a dejar atrás los seguros muros del castillo».
Me llamo Nick Klain y soy fotógrafo de moda. El mejor, si me aceptas la matización, y he hecho de mi carrera mi vida. No quiero líos amorosos que me desconcentren, numeritos de celos innecesarios y, mucho menos, relaciones duraderas que me hagan sentir con el agua al cuello. Solo hay un problema que se carga toda mi teoría y es que estoy loco por Ada, una miembro de mi equipo. Supongo que te preguntarás por qué me niego algo que deseo tanto. La respuesta es simple: sé que con ella no sería solo sexo y querría más, mucho más, y eso no es una opción para mí. Pero estoy cansado de ignorarla y solo deseo descubrirla, así que me encuentro nadando entre dos aguas o estancado en el fango, defínelo como quieras.
Si te decides a vivir nuestra historia tienes que saber varias cosas: no soy perfecto ni pretendo serlo, no voy a ponérnoslo fácil y, aunque he empezado hablando yo, ella tiene mucho que decir.
Nunca me gustaron los hombres más jóvenes que yo, hasta que él apareció y mi vida se llenó con los colores de su mirada y con todo lo que me hacía sentir cuando estaba a su lado. Sin embargo, lo que yo creía que iba a ser un «para siempre» terminó siendo un «adiós» rotundo, sin explicaciones ni contemplaciones.
¿Por qué? No lo sé. Podría decirte que yo era de las que pensaban que es necesario saber por qué te dejan, pero cuando te hacen tanto daño, el «motivo» es lo de menos y lo único realmente importante es lo que te duele, tus lágrimas y lo perdida que te sientes.
Ahora tengo que reconstruir mi vida desde cero, he de buscar otros colores y emplear otros trazos, y sé que no va a ser fácil. Una vez dije que lo evidente y lo sencillo era para todos, y lo difícil y lo arriesgado, para mí. Ha llegado el momento de demostrarlo, aunque ahora esté llorando... Voy a coger aire, a superarlo y a seguir.
Me llamo María Eugenia de la Rúa, voy a ser la diseñadora de Dior y esta es mi historia.