Retomando el concepto de «cuerpo sin órganos» elaborado por Gilles Deleuze y Felix Guattari, este ensayo propone, mediante el análisis de textos del evangelio de Marcos, una interpretación de Jesús como aquel que libera de toda opresión: del sacerdote, de la institución, del poder y de la ley.
El cuerpo humano no es solo entidad física, sino también uno de los portadores de significado con mayor carga cultural y religiosa. Si tanto el cuerpo como el reino de Dios son ficciones políticas, es posible una interconexión de los cuerpos entre sí. Jesús, entendido como cuerpo sin órganos, transgrede fronteras, desmantela jerarquías, ensambla en el «inter-reino» de Dios a humanos, familias, «queers», animales, árboles, afeminados y mujeres.
¿Se puede hoy dudar seriamente de la existencia histórica de Jesús? La respuesta es: no. Sin embargo, aunque Jesús aparezca como una figura eminente en la historia de la humanidad, su vida, sus actos y su mensaje reales siguen siendo, paradójicamente, bastante desconocidos. ¿En que ambiente vivió? ¿Que dijo, hizo y transmitió?¿Y que pensar del valor histórico de los relatos evangelicos, más allá de los discursos dogmáticos y de los estratos culturales acumulados desde hace dos milenios? ¿Con que criterios internos y externos interpretar esas narraciones a menudo tan desconcertantes?
Los desafíos que la vida nos presenta, son cada vez mucho mas fuertes, pero es en esa etapa cuando Dios nos da la suficiente fortaleza para seguir adelante.
No todos los desafíos son iguales, son de diversa intensidad y cada persona tiene un desafío diferente. porque lo que a ti te asusta a mi me deja igual.
Entre 1836 y 1840 (los años de la primera guerra carlista, la desamortización y la primera regencia), George Borrow viajó por cuenta de la Sociedad Bíblica británica con el objeto de difundir el Nuevo Testamento en una edición sin comentarios y accesible para todos. La vocación apostólica de «Don Jorgito el inglés» (por ese nombre era conocido en Madrid) le permitió recorrer media España y ser protagonista o testigo de múltiples incidentes -encuentros con bandidos, arrestos y detenciones, conspiraciones de gitanos (ocupados de los misteriosos «asuntos de Egipto»), amenazas de muerte- cuyo recuerdo vertió, a su vuelta a Inglaterra, en "La Biblia en España", libro que alcanzó de inmediato gran éxito y difusión. Manuel Azaña, traductor y prologuista en 1921 de la edición española, señala el novelesco interés de muchas aventuras, que parecen propias de un libro picaresco, pero por encima de todo destaca su carácter de obra de arte, de creación, que lo sitúa entre los mejores libros de su género.