El primer siglo de la historia del cristianismo, que con frecuencia se ha presentado como el simple comienzo de la Iglesia, estuvo marcado en realidad por diferentes momentos cruciales tan inesperados como decisivos: la prematura muerte de Jesús, las apariciones del Resucitado, el establecimiento de los discípulos en Jerusalén, la sacudida causada por los helenistas, la ruptura de Pablo con la Gran Iglesia, la terrible tempestad de los años sesenta, la revitalización del judaísmo por Yohanan ben Zakai y sus discípulos, la exclusión de los minim de las sinagogas hacia 90-100 y la apertura, a comienzos del siglo II, del gran debate sobre la integración del cristianismo en el seno de la sociedad grecorromana.
La conciencia colectiva de los cristianos se fue poco a poco constituyendo y enriqueciendo en el curso de estos choques sucesivos. Judíos mesiánicos en sus inicios, los cristianos tomaron progresivamente conciencia de su originalidad en relación con el judaísmo. De lengua aramea, descubrieron la cultura griega y optaron en su mayoría por este nuevo medio. Hacia 125-150, salido del entorno protector del judaísmo, el cristianismo echa a volar con sus propias alas. Ha adquirido el pleno conocimiento de sí del adulto. Del joven tiene todavía la presunción de la que dan prueba los Apologetas y la intrepidez de los confesores que se niegan a toda concesión. Su infancia ha tocado a su fin. Helo aquí dispuesto a afrontar las tempestades de la madurez, que se anuncian rudas.
En tiempos del emperador Tiberio, un judío que predicaba la llegada del reino de Dios fue crucificado en Jerusalén por orden del prefecto romano Poncio Pilato. Este fue el inicio de un proceso que acabaría presentando a Jesús como un ser divino. Que esta glorificación prosiga hasta hoy exige del pensamiento crítico un exhaustivo ejercicio de examen y estudio. ¿Cabe distinguir la realidad del relato heredado? ¿Tienen algo en común el Cristo de la tradición y el Jesús que la investigación histórica desvela? ¿Cómo se explica la divinización del personaje en la cuenca mediterránea del siglo I? ¿Es posible hallar un sentido a la proliferación de obras sobre el «Jesús histórico»?Tras una extensa investigación que goza de difusión e impacto internacionales, Fernando Bermejo Rubio responde de modo iluminador a todas estas cuestiones. En La invención de Jesús de Nazaret, el historiador de las religiones hace inteligible tanto la figura de Jesús como la construcción cultural que subyace al Cristo de la fe.
EL VERDADERO PAPEL DE LA MUJER EN LOS ANTIGUOS MITOS GRIEGOS.
Los mitos griegos, protagonizados por divinidades, héroes, heroínas y monstruos, son una de las fuentes culturales más fértiles de la civilización occidental. Y como tradición, todas sus historias tienen diferentes versiones y variantes que cambian y evolucionan a lo largo del tiempo. En esta obra tan lúcida como mordaz, Natalie Haynes analiza esta transmisión de las narraciones en manos masculinas que, con monótona frecuencia, excluye de la ecuación a las mujeres. A partir de una serie de grandes protagonistas femeninas de la mitología griega, Haynes recupera las raíces sobre las que se asentaron sus historias para explicarlas en todo su alcance y entender por qué se distorsionaron algunos de los elementos que conformaban sus hazañas. El resultado es un extraordinario y riguroso relato que subsana los descuidos y excesos, y pone a estas heroínas en su original y merecido lugar.
El mundo es como un caleidoscopio en el que cada instante sucede algo nuevo que acapara nuestra atención, y es un desafío encontrar tiempo para involucrarse con el mundo espiritual. En cambio, quien guarda el Shabat tiene acceso a un lugar de dicha y armonía, un lugar en el que puede entablar una relación personal con su Creador, una relación en la que uno tiene conciencia del otro.
Se me ocurrió transmitirle el misterio del Shabat al lector a través de una narración en la que la heroína se encuentra en un lugar en el que tiene que enfocarse en lo espiritual porque no hay nada más. Y luego, cuando vuelve a su vida normal, su anhelo y desafío es encontrar su camino a ese estado de conciencia que gozó durante el Shabat, y aprender qué debe hacer para volver a él todas las semanas.
Al ver la reacción de Rab Moshe Schatz, kabalista, que fue rabino y amigo personal de mi esposo, z’l, cuando leyó mi libro, comprendí que había encontrado algo valioso que puede ayudar a muchos a llegar a su lugar personal en el Edén que nos está preparado, con el que podemos vincularnos en esta vida y en la eterna.
El libro que explica por qué la Iglesia católica es la mejor marca de la historia.
¿Te has parado a pensar por qué las tiendas de marcas de ropa y los supermercados están distribuidas geográficamente como si fueran parroquias? ¿O por qué en las de móviles hay altares donde se muestran los productos como si fueran ofrendas? ¿Sabías que la palabra «propaganda» la acuñó el papa Gregorio XV en 1622 con la famosa De Propaganda Fide? ¿Que el primer CEO de la historia fue san Pedro y los primeros comerciales, los apóstoles? ¿Y que el Barroco se debería estudiar en las universidades como la mejor campaña de publicidad de todos los tiempos?
Todo lo que sabemos de comunicación lo inventó la Iglesia. Fue ella quien, probablemente sin darse cuenta, inspiró las campañas de marketing más famosas del planeta. Son sus métodos, su estrategia a largo plazo, sus rituales y sus promesas perfectas las que han señalado el camino para que nos convirtamos en seguidores incondicionales de estas empresas.
Desde las polvorientas calles de Jerusalén hasta los pasillos oscuros del Kremlin en Moscú, La Marca lleva a los lectores por un emocionante viaje a través de la historia, la religión y la política, con una combinación perfecta entre acción, suspenso y misterio que mantienen la tensión hasta el final del libro.
La Marca es una novela intrigante donde las páginas pasan volando, ya que entrelaza los sucesos de la Segunda Guerra Mundial con el presente en una carrera por descubrir un secreto que ha permanecido oculto por mucho tiempo y que podría cambiar el curso de la historia: se trata de un pergamino original de Juan el Apóstol que contiene información adicional sobre el Anticristo que estuvo ausente en nuestras biblias por siglos.
Alexander, monje y bibliotecario, está a punto de ser trasladado a la cámara de gas en Auschwitz, pero es secuestrado y obligado a ayudar a los alemanes a encontrar el pergamino perdido, ya que solo él sabe dónde podría estar escondido.
En la actualidad, Damaris McFarland, viuda y teóloga especializada en las escrituras de Juan, recibe una críptica carta de un viejo amigo suplicándole que viaje a Ucrania para examinar un manuscrito antiguo que podría tener las claves para descubrir los secretos del Libro de la Revelación. Sin embargo, durante su viaje a Kiev estalla la guerra y Damaris queda atrapada en el centro de un complot siniestro para desatar al Anticristo y tomar el control del mundo.
Así, Damaris y su amigo Jack lucharán por sobrevivir en un mundo caótico donde se cruzarán con soldados rusos, rebeldes chechenos, militantes iraníes y activistas cristianos clandestinos, cada uno con sus propios planes y motivaciones. Con el destino del mundo pendiendo de un hilo, ambos iniciarán una carrera contra el tiempo para evitar que el Anticristo se levante y cumpla su destino apocalíptico.