Charles Perrault es, junto a los hermanos Grimm y Hans Christian Andersen,
uno de los pilares sobre los que se sostienen los cuentos del mundo
occidental. En su universo de fantasía mezcló la tradición oral con la
recopilación de antiguas leyendas e inauguró un género literario: el de los
cuentos de hadas.
Sus cuentos han sido capaces de sobrevivir al paso del tiempo y marcar a
decenas de generaciones, puesto que todos ellos contienen enseñanzas
valiosas y una frescura que hacen de su lectura un enorme placer.
Es un lugar común referirse a El arte de la guerra como «la versión china de El príncipe» y a Sun Tzu como «el Maquiavelo oriental», aunque, bien mirado, fueron Sun Tzu y su libro de estrategia los que inspiraron a Maquiavelo. Nadie diría, a la vista de su estructura, su concisión y su estilo tan directo, que esta obra tiene más de dos mil años. Su contenido tiene tanta vigencia hoy como entonces, porque, en el fondo, las siempre acertadas máximas de Sun Tzu no nos hablan sólo del arte de hacer la guerra, sino también de cómo gestionar conflictos de todo tipo y salir airosos de ellos.
La aparición de esta obra en 1910 revolucionó el género de novela de misterio y nos regaló uno de los arquetipos más fascinantes de la literatura del siglo XX: el del genio horriblemente desfigurado que anida bajo la superficie de la gran ciudad, sucumbe al amor apasionado y maquina una terrible venganza. Mezcla de romanticismo y novela gótica, esta intensa historia de desamor, música y deformidades ha dado origen a multitud de adaptaciones, desde el musical de Broadway hasta el cine alternativo estadounidense. Erik y su máscara se han convertido por derecho propio en iconos de la cultura popular, y nos proporcionan una lectura inolvidable.
¿Quién no recuerda el famoso verso «¡Oh, capitán! ¡Mi capitán!»? Aunque escrito como homenaje póstumo a Abraham Lincoln, este fragmento forma parte la obra cumbre del «viejo hermoso Walt Whitman», que diría García Lorca. Este poemario convirtió a Whitman, «el poeta del cuerpo y el poeta del alma», en uno de los autores estadounidenses más leídos de todos los tiempos.Una obra fresca y fragante como las hojas de hierba que le dan título.
Howard Phillips Lovecraft ha ejercido una influencia inconmensurable sobre el género de terror del siglo XX, convirtiéndose en un autor de culto. ¿Quién no ha oído hablar de Cthulhu, Nyarlathotep o el infame Necronomicón? Los Mitos de Cthulhu, ciclo de narraciones de horror cósmico, a medio camino entre lo mítico, lo literario y lo religioso, la imaginería desatada y desasosegante de Lovecraft son pródigos en criaturas primigenias que aguardan el momento propicio para darse a conocer. Ellas nos traerán el terror en estado puro.