Acelerada por la pandemia y los sucesivos confinamientos (ese gran experimento a escala global de un mundo sin contacto), la digitalización de nuestras sociedades avanza cada vez más rápido. ¿Realmente es posible que las nuevas tecnologías digitales ayuden a reducir nuestra huella de carbono y el colapso de los ecosistemas? Nada es menos probable. No podemos olvidar que el capitalismo funciona sobre la conocida y contradictoria base del crecimiento infinito en un planeta con recursos finitos. Por ello, los reyes de Silicon Valley intentan presentarnos la ficción de una desmaterialización tecnológica que, según ellos, permitiría limitar el saqueo apocalíptico de la naturaleza al tiempo que sería capaz de satisfacer el apetito insaciable de los ciudadanos consumidores por el último modelo de smartphone y las nuevas actividades de ocio. Con una obra a medio camino entre el ensayo gráfico, la investigación periodística de urgencia y el relato autobiográfico, Squarzoni demuestra que esta ficción «ecologista» a favor de las innovaciones digitales (tal como nos la proponen a modo de solución milagrosa para el problema del calentamiento global las llamadas GAFAM: Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) es en realidad un discurso ideológico orientado a aumentar los beneficios económicos de las grandes empresas, así como su cuota global de poder y su dominio sobre nuestros datos personales. ¿Y por qué se trata de una ficción? Ante todo ―nos expone el autor combinando a la perfección ritmo narrativo, lucidez argumental y datos implacables― porque el consumo energético de las nuevas tecnologías digitales crece exponencialmente, al igual que la adquisición por parte de los usuarios de nuevos dispositivos, que además se ven incitados a reemplazar con frecuencia por modelos más recientes a causa de la obsolescencia programada y la omnipresente publicidad. Por otro lado, estos aparatos miniaturizados requieren enormes cantidades de materiales esencialmente no reciclables, y dependen de servidores informáticos, centros de datos y cables submarinos que también son muy contaminantes y consumen mucha energía. Una investigación demoledora que desvela la cara más oscura de esa supuesta desmaterialización de nuestras sociedades, alertándonos sobre sus consecuencias y lanzando una llamada final e inaplazable hacia la sobriedad feliz y elegida que nos permita formular nuevos modelos de existencia y nuevas formas de lucha para defender un futuro posible y para todos.
Por qué están los hombres cabreados? Michael Kimmel, uno de los más prestigiosos sociólogos a nivel mundial en estudios sobre la masculinidad, se hizo esta pregunta en el año 2013. Para responder a ella, decidió pasar cientos de horas en compañía de estos Angry White Men: desde activistas por los derechos de los hombres, pasando por supremacistas blancos, estudiantes o, sencillamente, trabajadores de a pie. Lo que detectó fue toda una serie de cambios sísmicos de raíz económica, social, política y cultural, que ha dejado a muchos hombres, todavía anclados en una idea obsoleta de masculinidad, con una sensación de confusión, traición y finalmente ira. Fruto de sus análisis, el autor acuña la expresión «derechos agraviados» para referirse a la privación de unos beneficios que estos hombres —blancos— cabreados creen poseer por el mero hecho de ser.
Las acusaciones que decenas de mujeres vertieron contra el productor Harvey Weinstein en 2017 propiciaron el movimiento feminista del #MeToo, que creó un altavoz en la red para que las mujeres denunciaran casos de acoso y agresión sexual. Sin embargo, el actual escenario en el que la «posverdad» impera, donde las fake news están a la orden del día, la credibilidad de las mujeres está más cuestionada que nunca.
Credibilidad explora la paradoja que surge de la convergencia entre el #MeToo y la crisis de la «posverdad». Banet-Weiser y Higgins proponen una reevaluación feminista de lo que acuñan como economía de la credibilidad; procesos que, más allá de los hechos, definen qué, cómo y a quién debemos creer. ¿Por qué son las mujeres las que son puestas en duda? A través del análisis de textos, series de televisión y casos tan mediáticos como el de Johnny Depp y Amber Heard, Larry Nassar o Brett Kavanaugh, las autoras tratan de responder a esta pregunta y muestran cómo el poder imperante de género —hombres—, raza —blancos— y clase social —ricos— continúa ejerciendo una gran influencia a la hora de delimitar qué es la verdad y quiénes son las personas que merecen ser creídas.
En un momento en el que el statu quo parece reaccionar de manera más furibunda que nunca ante las amenazas igualitarias que se ciernen sobre él, este lúcido ensayo cobra un valor fundamental a la hora de analizar los retos que el movimiento feminista, y otros afines, tienen por delante.
Recopilado y ordenado temáticamente, Citas de Stalin recoge fragmentos tanto de los textos como de los discursos formulados por Iósif Stalin, quien fuera secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética desde 1922 hasta 1952. Tras su muerte en 1953 y con los crímenes que se le atribuían como telón de fondo, se silenció su obra y se borró toda huella de su legado. La presente recopilación, elaborada por el doctor Borja García Vázquez, rescata del olvido lo esencial de sus ideas para, de esta manera, poder valorar la figura histórica que dirigió el rumbo del Estado soviético, y su influencia en los fundamentos y el devenir de aquel importante periodo del comunismo.
Alejandra Azuero Quijano propone pensar el paro como un estallido epistémico, un acontecimiento que articula historias y ritmos de tiempo que permiten repensar el pasado para entender y actualizar el presente. A partir de repertorios de resistencia e interrupción, el paro nacional reorganiza las coordenadas con las que se entiende, imagina, percibe y representa la política colombiana y, por extensión, la realidad política y social de América Latina y el Caribe.
El paro nacional colombiano comenzó el 28 de abril de 2021 como reacción en contra de la controversial reforma fiscal impulsada por el gobierno en medio de la pandemia. Si bien el estallido social comenzó y terminó ese mismo año, la fuerza histórica del evento fue más allá, poniendo en marcha formas de experimentación estética, política y de sentido que aún no terminan.
Estamos frente a un acontecimiento que tiene la capacidad de cambiarlo todo: la política, las condiciones sensibles y los modos del saber. Por eso mismo, el paro también llama a poner en marcha otras formas de narrar, de pensar y de representar su historia.
«Editado en 1979, hace cuarenta y tres años, El libro de los placeres no ha hecho más que ganar relevancia en un mundo que se hunde cada vez más en la inhumanidad. Nunca ha dejado de participar, aunque sea modestamente, en ese despertar de las conciencias que hoy enciende insurrecciones episódicas, permanentes e insólitas desde Chile a Tailandia.
Tales levantamientos ya se han producido en el pasado, pero esta es la primera vez que se reivindica abiertamente la vida vivida con total libertad. Es la primera vez que la resolución del pueblo de organizarse por sí mismo erradica a los dirigentes y delegados no mandatados y se protege así de la intrusión de aparatos políticos de todo tipo que tarde o temprano lo vacían de su sustancia».