Zygmunt Bauman, uno de los sociólogos más respetados de nuestra época, nos ofrece un análisis de la sociedad contemporánea que pasará a formar parte de nuestra forma de interpretar el mundo.
Lejos de complejidades académicas, Bauman expone con su proverbial claridad los problemas a los que todos nos enfrentamos y que no siempre sabemos cómo abordar. En esta ocasión, Bauman nos ofrece lo que él denomina «un informe desde el campo de batalla», un paso más de la lucha por encontrar formas nuevas y adecuadas de pensar el mundo en que vivimos. En vez de buscar soluciones a los problemas, quizá insolubles, del mundo moderno, Bauman nos propone cambiar nuestra manera de afrontarlos, ya que las creencias heredadas con las que contemplamos el mundo se convierten en un obstáculo que nos impide comprenderlo.
Con su prosa ingeniosa y provocativa, Bauman nos propone abandonar un modo de pensar que nos deja indefensos ante la maquinaria de nuestros propios gobiernos nacionales y las amenazas de desconocidas fuerzas externas, invitándonos a repensar este mundo moderno, flexible y desafiante a la vez.
Cuando Jake Adelstein se incorporó al departamento de policía del mayor diario de Japón, el Yomiuri Shinbun, solo tenía 24 años, y le faltaba mucho para dominar los códigos de este país, muy diferente de su Missouri natal. Primer y único periodista extranjero en incorporarse a la redacción de un periódico japonés, cubrió durante doce años casos relacionados con extorsiones, asesinatos, tráfico de personas, corrupción fiscal y la mafia Yakuza. No dudó en adentrarse en los bajos fondos de la capital donde reinan el vicio y la decadencia, y contra todo pronóstico, se convirtió en el interlocutor preferido de la mayor organización criminal de Japón, mientras seguía colaborando con la policía. Una posición peligrosa que le obligó a entrar en un juego cuyas reglas desconocía. Cuando su última investigación destapó un escándalo que se propagó desde las calles saturadas de neón de Tokio hasta los relucientes salones del FBI, empezó a temer por su vida.
La pandemia ha acelerado una nueva tipología de políticos, de instituciones y de gobiernos. De esta forma, todas las estrategias mecánicas y vacías utilizadas para posicionar la imagen de un candidato empiezan a ser rechazadas por la opinión pública, mientras surge un nuevo estilo de imagen política basado en los ejes de la pasión, la compasión y la fascinación. Esta autenticidad que practican los líderes más impactantes y aclamados actualmente es una manifestación potente de la firmeza y la compasión.
En este libro, Imelda Rodríguez Escanciano, referente en Comunicación estratégica e Imagen pública, nos muestra el recorrido que va desde la autenticidad al poder, a través de personajes históricos y actuales, de instituciones, ideas y autores, a partir de los cuales despliega un modelo sobre la autenticidad. Su pionero Método de Imagen Política revela los cimientos de la autoridad útil y del carisma anhelado por los ciudadanos.
Con conceptos novedosos como la «misericordia activa» o el «liderazgo femenino abierto», protagonizado por figuras de la talla de Angela Merkel, Jacinda Ardern o el tándem formado por Joe Biden y Kamala Harris, la autora analiza la imagen de los dirigentes más trascendentales del mundo, deteniéndose también en los puntos ciegos de distintos políticos, en el análisis del fenómeno de Isabel Díaz Ayuso o en las claves de las tácticas empleadas por conocidos asesores.
George Orwell percibió hace muchos años que quienes amenazan nuestros derechos y libertades anhelan expropiar también nuestro lenguaje. La corrección política, versión posmoderna del totalitarismo, es, efectivamente, lo más parecido que hemos visto al siniestro Ministerio de la Verdad que imaginó en 1984. Ya no es el pueblo el que decide qué pensar y qué decir, sino que una élite ilustrada se lo impondrá desde el poder político, la educación, la cultura y los medios de comunicación. Pretenden establecer ellos por su cuenta una “nueva normalidad”, nada menos. En su Diccionario incorrecto de la nueva normalidad, Carlos Rodríguez Braun desafía los bulos del pensamiento único y nos invita a que resistamos frente a las opresivas, pacatas y ridículas pretensiones uniformizadoras de la casta gobernante.
La obra clásica que popularizó el concepto de «storytelling» y que nos alertó de cómo la narrativa fue poco a poco sustituyendo a la verdad en todos los ámbitos de la comunicación, desde la política hasta la publicidad.
Desde sus orígenes, la humanidad ha cultivado el arte de contar historias, una actividad que está en la base de toda relación social. Pero, en las últimas décadas, la industria de la comunicación y el sistema capitalista se han apoderado de ese arte, primero en Estados Unidos y luego en Europa, bajo la denominación de «storytelling». Tras la mayoría de las campañas publicitarias, pero también de buena parte de las electorales, se esconde esta sofisticada técnica de comunicación, control y poder con la que los estrategas del storytelling moldean las necesidades de los consumidores.
Campañas de marketing que se apoyan más en las emociones que en las propiedades de los productos que venden, soldados que se ejercitan con videojuegos concebidos en Hollywood, asesores de comunicación que transforman los acontecimientos políticos en un relato… Del increíble asalto a la imaginación de los humanos que estamos viviendo habla Christian Salmon en este libro, en el que pone al descubierto por primera vez el uso moderno de la narración como arma de manipulación masiva.
Nunca el conocimiento había sido tan importante y a la vez tan sospechoso; nunca lo habíamos necesitado tanto y desconfiado al mismo tiempo de el; nunca habíamos depositado tantas esperanzas en el conocimiento como solución mientras se convertía el mismo en un problema. La ciencia es fuente de la máxima autoridad y siempre controvertida. Los expertos son para unos la tabla de salvación y para otros los destinatarios de todas las iras. Mientras hay quien espera que el conocimiento nos saque del error y la ignorancia, hay tambien quien teme que nos este conduciendo a los peores desatinos. No entenderemos la sociedad en la que vivimos si no damos una explicación adecuada de este extraño antagonismo, que ya no puede ser entendido a partir de la moderna contraposición entre la Ilustración y sus sombras, como un combate moral entre progresistas y reaccionarios, la clásica demarcación entre cuerdos y locos.