Tras la caída formal de la Unión Soviética en 1992, muchos sectores del mundo libre descansaron en ese triunfalismo que brindaba la sensación de que la utopía colectivista había perdido para siempre. Pero pocos años después, abrazando nuevas banderas y reinventando su discurso, el hoy llamado neocomunismo (o progresismo cultural) no sólo pasó a dominar la agenda política sino, en gran medida, la mentalidad occidental. Los viejos principios socialistas de lucha de clases, materialismo dialéctico, revolución proletaria o violencia guerrillera, ahora fueron reemplazados por una rara ingesta intelectual promotora del "indigenismo ecológico", el "derecho-humanismo" selectivo, el "garantismo jurídico" y por sobre todas las cosas, por aquello que se denomina como "ideología de género", suerte de pornomarxismo de tinte pansexual, impulsor del feminismo radical, el homosexualismo ideológico, la pedofilia como "alternativa", el aborto como "libre disposición del cuerpo" y todo tipo de hábitos auto destructivos como forma de rebelión ante "la tradición hetero-capitalista" de Occidente. El libro Negro de la Nueva izquierda. Ideología de género o subversión cultural, escrito por dos autores tan audaces como Nicolás Márquez y Agustín Laje, constituye el primer libro publicado en Argentina que ataca y cuestiona todos y cada uno de los "dogmas" de un progresismo revolucionario que arrasa buscando destruir la cultura vigente para, sobre sus escombros, reproducir aquel "paraíso" que por error o subestimación muchos dieron por muerto y hoy representa una grave amenaza.
¿Quién domina el mundo?, encarnizado, implacable y meticulosamente documentado, proporciona la explicación indispensable de los conflictos y peligros clave de nuestro tiempo que siempre se espera de Noam Chomsky. En un análisis incisivo y concienzudo de la presente situación internacional, Chomsky argumenta que Estados Unidos, por medio de sus políticas predominantemente militaristas y su ilimitada devoción por mantener un imperio de escala mundial, está arriesgándose a una catástrofe que destrozaría los bienes comunes del planeta. Recurriendo a una amplia variedad de ejemplos, desde el programa en expansión de asesinatos mediante drones hasta la amenaza de una guerra nuclear, pasando por los puntos críticos que representan los conflictos de Irak, Irán, Afganistán e Israel-Palestina, Chomsky ofrece reflexiones inesperadas y cargadas de matices sobre el funcionamiento del poder imperial en un planeta cada vez más caótico. De paso, el autor proporciona un brillante estudio acerca de cómo las élites de Estados Unidos han ido aislándose cada vez más ante cualquier restricción que la democracia pretenda imponer a su poder. Mientras el grueso de la población es empujada a la apatía –desviada hacia el consumismo o al odio al vulnerable–, a las corporaciones y los ricos se les permite, cada vez más, hacer lo que les plazca.
¡Bienvenidos a un mundo sin trabajo! En un futuro próximo, incluso las sociedades mas evolucionadas y estables serán objeto de una fuerte convulsión. Los cambios que se esperan originaran conflictos sociales y un resquebrajamiento de los pilares sobre los que se ha fundamentado el Estado moderno. Asimismo, los Estados cuentan con herramientas cada vez mas avanzadas para el control ciudadano. Avent, especialista en historia económica y uno de los mas celebres periodistas económicos del mundo, nos desgrana en este libro los cambios mas significativos que experimentara el trabajo en el siglo XX y apunta que lo que se requiere no es tanto una adaptación, sino un completo cambio de paradigma que reduzca los efectos que el impacto de la innovación va a tener en nuestras vidas.
La percepción generalizada de que la vida va más deprisa que antes ha arraigado en nuestra cultura, y solemos culpar de ello a los smartphones y a Internet. Pero ¿acaso no es el único propósito del smartphone proporcionarnos un acceso tan rápido a las personas y a la información que nos libere para hacer otras cosas? ¿No se supone que la tecnología debía facilitarnos la vida? En Esclavos del tiempo, Judy Wajeman explica por qué a partir de nuestras experiencias con la tecnología digital deducimos de forma inmediata que esta acelera inexorablemente la vida cotidiana. La autora argumenta que no somos menos rehenes de los dispositivos de comunicación, y que la sensación de andar siempre apurados es el resultado de las prioridades y parámetros que nosotros mismos establecemos. De hecho, estar siempre ocupados y llevar una vida ajetreada ha pasado a tener un valor positivo en nuestra cultura basada en la productividad.
La visión sobre China de una de las grandes figuras de la política internacional en la segunda mitad del siglo XX y Premio Nobel de la Paz.Cualquier intento de comprender el futuro papel de China en el mundo comienza con el reconocimiento de su historia: ningún otro país puede reivindicar una relación tan poderosa con su pasado y sus principios tradicionales, y son muy pocas las sociedades que han alcanzado una dimensión y una sofisticación comparables.Henry Kissinger fue el gran artífice de la apertura de China al mundo con su visita en 1971 como secretario de Estado, y la preparación de la que al año siguiente llevaría a cabo el presidente Nixon. Desde entonces, la relevancia de China en el mundo no ha dejado de crecer. Kissinger ha ayudado a configurar las relaciones de China con Occidente, y ha escrito por fin la historia de un país que conoce íntimamente.En este libro, Kissinger revisa los episodios clave de la política internacional china desde la época clásica hasta nuestros días y examina su estrategia diplomática en momentos tan fundamentales como los primeros encuentros entre el país asiático y las modernas potencias europeas, la creación y el colapso de la alianza chino-soviética, la guerra de Corea, el viaje histórico de Richard Nixon a Pekín y las tres crisis en el estrecho de Taiwán.
Un cuarto de siglo después de su publicación en los Estados Unidos, la aparición de la versión española de la obra de Pocock constituye un acontecimiento intelectual de primera magnitud por dos motivos: por un lado, supone un excepcional ejemplo de investigación sobre la gestación del discurso republicano en Maquiavelo, en Harrington y en los padres de la independencia americana, construido desde la contextualización del discurso propia de la Escuela de Cambridge (Laslett, Dunn, Skinner), de la que Pocock es el principal referente; y, por otro lado, significa una magnífica respuesta al desafío que globalización y postmodernidad oponen a la conciencia histórica, articulada desde un replanteamiento de la categoría de tiempo privativa del viejo Occidente. La propuesta de Pocock entraña una vuelta a la política e implica una decidida toma de postura en un momento en que la democracia constitucional se halla inmersa en una crisis que sólo la fortuna sabe en que parará.