Las personas necesitamos escuchar a los demás para relacionarnos con normalidad. Lo mismo pasa con las organizaciones. Algunas tienen fama de que los empleados están especialmente a gusto en ellas, porque se sienten escuchados, participan en las decisiones y se les consulta con frecuencia. Es más, si no contamos nada para los organismos que gobiernan esas estructuras, si no podemos participar en ellos, muy probablemente nos iremos desconectando, hasta llegar incluso a desligarnos completamente.En la sociedad globalizada en la que vivimos, nuestra opinión es cada vez más insignificante y tiene menor influencia en el devenir de los acontecimientos. Por otro lado, se nos regalan los oídos con expresiones como "tu opinión nos interesa", "hay que pulsar la calle", cuando en realidad importa poco el pensamiento verdadero de cada persona singular, sobre todo, si es contrario a los objetivos que determinados grupos de poder se han fijado. Todo se queda en un mero eslogan y esto sucede, entre otras razones, porque no existe una verdadera cultura de la escucha.La escucha solo conlleva beneficios. Tratar con las personas enriquece nuestro conocimiento de la realidad y mejora nuestros propios puntos de vista con lo que aprendemos de los demás. Deseo que después de leer estas páginas aprendas más de lo que escuches, escuches más y preguntes la opinión a los demás.¿Te parece bien? ¡Te escucho!
Tras la muerte de Lenin y la creciente furia contra Georg Lukács y su recién escrita Historia y conciencia de clase (1923), este libro contiene una evaluación del gran dirigente bolchevique de la Revolución de Octubre de 1917 como «el único teórico comparable a Marx». Lukács muestra, con una claridad sin precedentes, cómo las intervenciones históricas de Lenin desde su política de vanguardia y la reutilización del Estado hasta su detección de una nueva etapa imperialista del capitalismo hicieron avanzar la conjunción de teoría y práctica, conciencia de clase y lucha de clases. En el epílogo, fechado en 1967, reflexiona sobre cómo esta imagen del revolucionario ruso se volvió aún más inspiradora después de las opresiones perpetradas por Stalin. El estudio de Lukács sigue siendo indispensable para comprender el significado contemporáneo de la vida y obra de Lenin.
En El estilo literario de Marx, el poeta y filósofo venezolano Ludovico Silva sostiene que gran parte de la confusión en torno a la obra del barbudo de Tréveris se debe a la incomprensión de su modo de expresión literaria. A través de meticulosas lecturas de pasajes clave de su producción intelectual, Silva aísla los elementos clave en el estilo de Marx: su búsqueda de una unidad «arquitectónica» en el nivel del texto, su capacidad para expresarse dialécticamente en el nivel de la frase y, sobre todo, su gran don para la metáfora. La sensibilidad única que muestra Silva hacia las elecciones literarias de Marx le permite iluminar una serie de términos que han sido persistente, y fatalmente, malinterpretados por muchos de los lectores más influyentes de Marx, incluyendo alienación, reflexión, y base y super estructura. El núcleo argumental de este libro es que no podemos esperar entender a Marx si lo tratamos como un científico, un filósofo o un escritor literario, pues en realidad era las tres cosas al mismo tiempo.
Tras regresar del exilio, Lenin pronunció el 4 de abril en Petrogrado el discurso que dio el pistoletazo de salida a lo que sería la Revolución de Octubre. El objetivo estaba claro, conseguir todo el poder para los soviets de obreros y campesinos, y Lenin ofreció las herramientas para conquistarlo.
Las famosas Tesis de abril suponen el análisis más lúcido y contundente que se haya hecho sobre los desposeídos rusos. Son, también, un programa de acción para una tarea revolucionaria concreta: el paso de la primera etapa de la revolución, en la que la burguesía detentaba el poder, a la segunda, en la que, una vez desenmascarados los pequeñoburgueses y señalados como traidores a la clase trabajadora, el proletariado y el campesinado tomarían el poder.
Una pesadilla estremecida, una zozobra planetaria y alucinada. Un despertar medioambiental que es asimismo un andar sonámbulo, un vacilante y tentativo deambular a caballo entre la historia y las ciencias de la Tierra, entre el psicoanálisis y la biología, entre el arte y la política. Este ensayo registra por escrito el despertar de la conciencia ecológica en un ignorante confeso. Rastrea el encantamiento inicial del autor, sus esfuerzos por asimilar la catástrofe que se avecina y por concebir una nueva sensibilidad global en la que de nuevo valoremos lo que importa de veras.
En la celda de una de las prisiones de máxima seguridad del Reino Unido, un hombre lucha contra algunas de las instituciones más poderosas del planeta, que llevan más de una década queriendo destruirle. No es un delincuente, es un periodista. Se llama Julian Assange y fundó WikiLeaks, que ha cambiado profundamente la manera de informar en el siglo xxi, explotando los recursos de la red y violando sistemáticamente el secreto de Estado cuando se utiliza no para proteger la seguridad de los ciudadanos, sino para ocultar delitos y garantizar la impunidad de los poderosos.
En 2008, la periodista Stefania Maurizi comenzó a investigar a una organización aún no muy conocida llamada WikiLeaks. Desde entonces, y en estrecho contacto con Assange, no ha dejado de trabajar para poner al descubierto a ese poder que, oculto tras gruesas capas de secretismo, persigue sin piedad a quienes se empeñan en contar la verdad de las cosas.
Este libro, que incluye documentos inéditos, aborda un caso decisivo de nuestro tiempo, la historia de una venganza silenciosa pero feroz en la que está en juego la misma esencia de nuestra libertad.