Es con mucha delicadeza y honestidad que el sociólogo Didier Eribon nos invita a acompañarlo en su genealogía de una ruptura. Pues de eso se trata y siempre se trató desde su adolescencia: arrancarse de un mundo social, familiar, popular y de provincia cuyos valores y sensibilidades nunca compartió. Un mundo caracterizado por la pobreza, la homofobia y la xenofobia, del que decidió escapar yéndose a vivir su homosexualidad y forjar su universo intelectual en la gran capital, París. Mundo social con el que se reencuentra, décadas más tarde, en ocasión de la muerte de su padre.
¿Es posible dejar definitivamente atrás su propio pasado? ¿Es posible no ser prisionero de su propia historia? ¿Cómo enfrentar los fantasmas de un pasado doloroso que no quiere pasar y que nunca deja de volver a la superficie, puesto que se encuentra inscripto en lo más íntimo de nuestro cuerpo, de nuestra sensibilidad, de nuestra identidad social e individual?
Las mujeres y los librepensadores de las comunidades musulmanas tradicionales heredan una doble carga. Si quieren vivir en el mundo moderno, deben confrontarse no solo con los teócratas que moran en sus casas y escuelas, sino también con muchos progresistas laicos, cuya apatía, mojigatería y alucinaciones de racismo arrojan un velo más a su sufrimiento. En Sin velo, Yasmine Mohammed responde a ese reto con un coraje inaudito, refutando la peligrosa noción de que criticar la doctrina del islam es una forma de fanatismo. Que su sabiduría y su valentía nos inspiren.SAM HARRIS, autor de El fin de la feYasmine Mohammed es una mujer muy valiente y un resplandeciente ejemplo para todas las mujeres que hayan padecido abusos, sea bajo el manto de la religión como del de la cultura. La historia de Yasmine que este libro relata es trágica y a su vez persuasiva.
«Ceder no es consentir». Esto pareciera evidente. Sin embargo, es necesario delinear la frontera entre «ceder» y «consentir», pues en ocasiones puede darse una peligrosa proximidad entre ambos.
«Ceder no es consentir». Esto pareciera evidente. Sin embargo, es necesario delinear la frontera entre «ceder» y «consentir», pues en ocasiones puede darse una peligrosa proximidad entre ambos. El consentimiento, de hecho, siempre implica un riesgo: nunca puedo saber de antemano a dónde me conducirá. ¿Podría ser entonces que el consentimiento dejara la vía libre a la coerción? La experiencia de la pasión, la angustia en la relación con el otro y la obediencia al superyó desdibujan la frontera entre el consentimiento y la coerción dentro del propio sujeto.
"De los libros y herejes incinerados en las piras de la Inquisición a las autoinmolaciones en las concentraciones de protesta, de la quema masiva del calentamiento global al crisol de razas, de la imagen de las chispas revolucionarias prestas a encender los espíritus de los oprimidos hasta los atentados con coches de Oriente Medio, el fuego resulta ser la condición sine qua non de la política. Piropolítica en un mundo en llamas pretende crear un campo semántico-discursivo que atraiga hacia sí, como un imán, los casos en que incendios, llamas, chispas, inmolaciones, incineraciones y quemas han hecho su aparición en las teorías y prácticas políticas. Basándose en la teoría política clásica, la teología, la filosofía, la literatura y el cine, así como en un análisis de la actualidad, Michael Marder sostiene que la geopolítica, o política de la Tierra, siempre ha tenido un reverso inestable, a la vez sombrío y cegador: la piropolítica, o política del fuego.
La crisis del capitalismo no es un mito, pero el capitalismo en sí mismo, sí lo es. Tim Jackson nos recuerda que cada época se construye alrededor de una narrativa y nosotros nos aferramos al crecimiento exponencial y al consumo desbocado. El exceso no es sinónimo de progreso tal y como nos ha demostrado la crisis financiera de 2008, la posterior pandemia global, la crisis ecológica, la desigualdad social y una acentuada inestabilidad económica.
El célebre economista ecológico británico reflexiona sobre la viabilidad de los modelos imperantes y las condiciones bajo las cuales creemos prosperar, y aboga por una economía construida alrededor de energías renovables, un sistema de gobernanza global y transparente, y tecnologías más respetuosas con el entorno medioambiental.
En este brillante ensayo nos desafía a imaginar un mundo poscapitalista, un lugar donde el bienestar y la naturaleza humana tenga prioridad sobre los beneficios y el poder.
En Reflexiones sobre la cuestión judía, Sartre define al judío como una especie de producto de la mirada antisemita y reconoce la incidencia que esa mirada del otro ha tenido en la construcción de la identidad judía en la historia. ¿Cómo interpretan los eruditos y los textos de la tradición la furia antisemita de la que son objeto los judíos y que invade al otro de manera crónica? ¿Existe una reflexión judía sobre la cuestión antisemita? ¿Dónde buscar la génesis de un odio antisemita en los textos de la tradición judía? A tales preguntas intenta responder Delphine Horvilleur en este libro, a través de la exégesis de una amplia literatura rabínica y de leyendas judías, para establecer las distinciones fundamentales entre el antisemitismo y los demás racismos.
De este modo, llega a una verdad ancestral sobre ese odio: se les reprocha a los judíos no ser como los demás, y encarnar por eso una extrañeza insoluble y amenazante. La identidad judía es siempre un asunto de separación: cuando el otro encarna la falta y la imposible totalidad, lo odio por amenazar mi integridad.
Parentesco animal, nos invita a celebrar la incomodidad como forma de acercarnos al feminismo, es una inmersión en la vida y la literatura.
La autora analiza las condiciones en las que escriben dos grandes autoras durante la segunda ola feminista. Una conversación entre Doris Lessing y Kate Millett que hace emerger tanto preocupaciones comunes como formas contrapuestas de aproximarse a ellas, aportando así ideas muy atractivas sobre la escritura memorialística de las dos.
Noelia plantea en este ensayo qué significa vivir una vida feminista, y abre ventanas y sugiere interpretaciones. Habla también de otras autoras que escriben al mismo tiempo que ellas y sobre las mismas preocupaciones como Penelope Mortimer, Verity Bargate o Mary Jane Ward.
Tratan los temas de su época, a veces de manera contraria al feminismo, otras remando a favor: la maternidad, la psiquitarización y patologización de la rebeldía femenina, el sexo y el amor. Los corsés que imponen las estructuras patriarcales.
El escenario político actual nos trae de vuelta ciertos discursos nacionalistas que, azuzados por movimientos populistas de apariencia moderna, no dudan en explotarlos con fines autoritarios, racistas, chovinistas o xenófobos. Esta realidad refuerza la opinión de que se trata de una ideología reaccionaria y, en esencia, antidemocrática.
En El porqué del nacionalismo, la politóloga Yael Tamir presenta un apasionado argumento en contra de este razonamiento, en el que busca poner el acento sobre las virtudes participativas e igualitarias del nacionalismo, considerándolo como una fuerza con capacidad aglutinante y emancipadora.
En su opinión, lejos de encontrarnos frente a una «fuerza maligna», debemos cambiar el énfasis de lo global a lo nacional como una manera de redistribuir las responsabilidades y compartir los beneficios de un modo más democrático y justo. Así, elabora un relato original y convincente de porqué hoy en día resulta más importante que nunca para la izquierda reconocer estas cualidades del nacionalismo, a fin de reclamarlo a los extremistas de derecha y redirigir su fuerza hacia fines progresistas.
Esta es una poderosa obra de historia, ensayo, testimonio y polémica que remonta nuestra crisis planetaria contemporánea al descubrimiento del Nuevo Mundo y la ruta marítima hacia el océano Índico. En La maldición de la nuez moscada, Amitav Ghosh sostiene que la dinámica del cambio climático actual hunde sus raíces en un orden geopolítico secular construido por el colonialismo occidental. En el centro de su narración está la hoy omnipresente nuez moscada. La historia de esta especia es una historia de conquista y explotación, tanto de la vida humana como del entorno natural, que es una perfecta parábola de nuestra crisis medioambiental, revelando el modo en que la historia humana siempre ha estado enredada con materiales terrestres como las especias, el té, la caña de azúcar, el opio o los combustibles fósiles. Nuestra crisis es el resultado de una visión mecanicista de la Tierra, en la que la naturaleza solo existe como un recurso para que los humanos la utilicemos para nuestros propios fines, en lugar de una fuerza propia, llena de poder y significado. Con la pandemia mundial y las protestas de Black Lives Matter como telón de fondo, Ghosh conecta nuestro pasado colonial común con la profunda desigualdad que vemos hoy a nuestro alrededor.